El arenero

viernes, 8 de mayo de 2009

Una vez, cuando tenía cinco años, fui a un parque local con mi mamá. Mientras jugaba en el arenero, vi a un niño de mi edad en silla de ruedas. Me acerqué a él y le pregunté si podía jugar. Ya que tenía sólo cinco años, no entendía por qué el niño no entraba en el arenero y jugaba conmigo. Me tomé mi cubeta, recogí toda la arena que pude y la puse en sus piernas. Después agarré unos juguetes y también los puse en sus piernas.

Mi mamá corrió hacia mí y dijo: "¿Lucas, por qué hiciste eso?"

La miré y le dije: " Él no podía jugar en el arenero conmigo, así que le traje arena. Ahora podemos jugar juntos en la arena".
Lucas Parker

Espero vivir solamente una vida. Entonces, si hay algo de bondad que pueda mostrar, o algo bueno que pueda hacer por alguien, déjenme llevarlo a cabo ahora, sin demora ni descuido, ya que no volveré a pasar por aquí.
William Penn

Gálatas 5:22-23
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.



Comunicación Diaria

jueves, 7 de mayo de 2009

La sala de fiestas estaba alegremente adornada con preciosas flores y cintas. A lo ancho del frente del salón se encontraba un estandarte en el que podía leerse: "Muchas felicitaciones para una pareja radiante". Celebraban su cincuenta aniversario de bodas. Familiares y amistades, ya sean que vinieran cerca o lejos, se habían congregado para rendirles homenaje. Los cuatro hijos se turnaron para expresar sus más tiernos recuerdos y las grandes lecciones aprendidas de sus padres. Luego, partieron el pastel, tomaron fotos y todos disfrutaron por estar juntos.

Con gran rapidez, la tarde llegó a su final. Los amigos se despidieron; los miembros de la familia llevaron consigo recuerdos y se retiraron. Ya en la noche, uno de los nietos preguntó: "Abuelita, ¿cuál es el secreto para estar felizmente casados por cincuenta años?" Sin vacilar, su abuela respondió: "Siempre estamos dispuestos a conversar de cualquier asunto".

Investigaciones recientes apoyan esa conclusión. Un estudio realizado, entre parejas con más de veinte años de matrimonio, reveló que lo único que tenían en común era que charlaban a diario. Quizás desde que descubrieron cómo comunicarse se dispusieron a hablar de sus diferencias a la llegada de períodos difíciles. Lo mismo se aplica a nuestra relación con Dios. Si con regularidad nos comunicamos con Él, nos volveremos hacia Él automática e inmediatamente cuando llegue la crisis.

Tomado del libro: Amanecer con Dios
Colosenses 4:6
Que vuestra conversación sea siempre con gracia.

Arco iris

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cuando Fernando de Lesseps oyó que Mohamed Said, su amigo de la infancia, había sido nombrado virrey de Egipto, no perdió tiempo en dirigirse al Cairo. Ambos hombres estaban de buen humor cuando se encontraron en las afueras de Alejandría, el 13 de noviembre de 1854. De Lesseps había venido a Egipto para hablar con Said acerca de la idea de un canal que él tenía, pero no la expuso inmediatamente. En su lugar, esperó una señal de Dios. Cuando se levantó a la mañana antes del amanecer, supo que el momento había llegado. Más tarde escribió: "Los rayos del sol ya iluminaban el horizonte al oriente; al occidente aún todo estaba oscuro y nublado. Súbitamente vi un arco iris de vívidos colores extendiéndose en el cielo de este a oeste. Debo admitir que mi corazón golpeaba aceleradamente, por... esta señal de un pacto... parecía presagiar que había llegado el momento de la unión entre el este y el oeste".

De Lesseps se dirigió inmediatamente a la tienda de Said y, antes de terminar el día, su proposición para la construcción del gran canal de Suez se había aprobado.

Puede ser que Dios no le envíe un arco iris como señal, pero su pacto con usted es seguro. ¿Por qué no mirar hoy hacia Él en busca de respuestas, tanto por las ideas innovadoras que necesita como por el tiempo preciso en el cual hacerlas?

Lo imposible se desvanece cuando un hombre de la mano de Dios se enfrenta a una montaña.
Mateo 19:26
Y mirándolos Jesús, les dijo:
Para los hombres esto es imposible;
Más para Dios todo es posible.