¡Diga la verdad!

martes, 10 de marzo de 2009

Una maestra de escuela dominical una vez le dijo a su clase de adultos: "El próximo domingo voy a dar una lección muy importante. Quiero que todos lean el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos anticipadamente". Los alumnos asintieron.El domingo siguiente la maestra les dijo: Por favor, los que leyeron el capítulo 17 del Evangelio de San Marcos levanten la mano. Casi todos la levantaron.Entonces la maestra dijo: "Es muy interesante. El Evangelio de San Marcos tiene sólo 16 capítulos. Pero al menos sé que mi lección va a dar en el blanco. Hoy voy a enseñar sobre lo que dijo Jesús de mentir".Quizá el mayor castigo por mentir no sea que una persona sea agarrada mintiendo, sino el castigo "escondido" para un mentiroso es que nunca realmente cree lo que dice otra persona.¡Diga la verdad! A la larga sufrirá menos bochornos y será más saludable emocionalmente. Aunque el decir la verdad le traiga dolor temporal, Dios honrará su valor y le bendecirá por hacer lo correcto.El problema con decir la verdad a mediases que se está apto para que le descubran.Proverbios 19:5El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará

Gente puerco espín

En lo profundo de un cañón de Wyoming me encontré con el puerco espín más grande que he visto en mi vida. Mientras avanzaba pesadamente hacia mí, lo observé de cerca y le dí mucho espacio. Yo no me iba a acercar a un tipo cuyas púas parecían misiles. Con razón estaba solo.Pero no está solo todo el tiempo. Cada noviembre y diciembre, los puerco espines se acercan lo suficiente los unos a los otros como para reproducir. Durante ese tiempo optan por relajar sus púas y luego regresan a sus cuerpos espinosos.Casi en todas lugar hay uno que otro puerco espín con afiladas púas de crítica, sarcasmo o arrogancia. Tendemos a evitarlos, pero Dios nos coloca para que tengamos comunión. Nos manda a amarnos unos a otros, incluyendo a los que son tipo puerco espín. Y si somos honestos, tendremos que admitir que nosotros también tenemos púas.Juan escribió: "El que ama a Dios, ame también a su hermano" (1 Juan 4:21). Para hacer esto tenemos que pedir a Dios que nos ayude a "relajar nuestras púas", incluso cuando otras personas sean espinosas. El Espíritu Santo nos ayudará a dejar de ser tan defensivos, críticos o controladores, y nos capacitará para amar a nuestros hermanos cristianos. Es la manera en que le mostramos al mundo que amamos a Dios (Juan 13:35).