El Regalo Navideño del Rubí

martes, 29 de diciembre de 2009

Debí sentirme más feliz. Faltaban tres días para Navidad y conducía sola por un camino rural en nuestra comunidad montañosa entregando galletas hechas en casa a los encerrados.

Había pasado los últimos dos días con amigos de la iglesia, mezclando harina, dándole forma a las bolitas, derritiendo chocolate, horneando docenas y docenas de todo tipo de galletas navideñas. Habíamos cubierto cada superficie en mi cocina con galletas, riéndonos fuertemente de nuestros chistes y cantando fuera de tono.

Sostenía una conversación con mi Señor acerca de la muerte de mi mamá cuatro meses antes. Habíamos tenido esta conversación anteriormente y cada vez el Señor me había dado paz. Y sin embargo, surgían una y otra vez: las mismas preguntas. Una y otra vez: "¿Por qué tuvo mi santa madre que soportar tantos años de dolor extremo antes de morir? ¿Por qué no tengo paz sobre dónde se halla en este momento? ¿Por qué, Señor, por qué?"

Entregué todas las galletas que me habían sido asignadas, saludando calidamente a los encerrados que no tenían ni idea de la batalla que libraba por dentro. En mi última parada, una dama, al aceptar la caja de galletas, me besó en la mejilla y susurró: "Eres un ángel, ¿lo sabes?"

Nada más lejos de la realidad y yo lo sabía.

De vuelta en el auto, conduje una corta distancia, y me detuve junto a una desgastada cerca de rieles y me estacioné. No había casas a la vista. Apoyé mi cabeza sobre el timón y lloré. Extrañaba a mi mama. Esta sería mi primera Navidad sin ella. No tenía paz en mi corazón sobre dónde se encontraba. Conocía bien el versículo aquel que plantea que "estar ausente del cuerpo es estar presente con el Señor". Sin embargo, lloré sola en aquel camino, incapaz de aceptar la paz que Dios estaba ansioso de darme.

Finalmente, desesperada y sin pensamiento alguno de precedente bíblico, le pedí al Señor una señal. Una señal de que le importaba; una señal de que me había oído: una señal de que me amaba.

Secándome los ojos, regresé a casa donde preparé en silencio la cena para mi esposo. Estábamos solos; nuestros hijos, ya casados, viven en otra parte del estado.

A la mañana siguiente, mientras me vestía para la iglesia, mi esposo se volteó rápidamente sorprendido y me preguntó: "¿Dónde lo hallaste?"

"¿Hallar qué?" pregunté, arreglándome la falda delante del espejo.

"¡El rubí!" ripostó. "¿Es ese tu rubí sobre la sobrecama?"

Me apresuré a la cama, tome el rubí, lo sostuve contra mi pecho y comencé a llorar.

Un año antes, mi esposo y yo habíamos celebrado un importante aniversario de bodas. Mis hermanos, juntando sus recursos, me habían regalado un hermoso rubí en una sencilla cadena de oro. La siguiente semana y de manera inexplicable, la piedra se había soltado de su montura y nunca fue hallada, dejándome angustiada en extremo.

Lo había buscado por casi un año, barriendo las alfombras, revisando los desvanes, mirando en los lugares menos probables por este rubí que me había ligado amorosamente a mis hermanos con fuerza umbilical.

Y ahora, esta mañana de domingo, el rubí apareció de la nada en el centro de nuestra sobrecama. Y algo más curioso aún es que la cama había sido hecha menos de media hora antes.

Mi esposo, percibiendo mi sospecha, colocó sus manos firmemente sobre mis hombros y me aseguró que, como cristiano, él podía afirmar que no sabía nada del paradero del rubí o cómo había terminado en nuestra sobrecama. Mirándole a lo profundo de sus ojos, le creí.

Giré la piedra preciosa de un lado para otro en la palma de mi mano. ¡Cuán parecido a las maneras de Dios! Él sabía de mi fe defectuosa. Me sorprendió con gozo.

No podía haber otra explicación... y no la busqué tampoco.

Los milagros... ¡son realmente algo especial de parte de Dios! Mientras que algunos se niegan a sí mismos toda posibilidad de lo milagroso, aduciendo una racionalidad casi irracional, muchos otros se aferran a la esperanza de una intervención sobrenatural de parte de Dios en momentos particulares de sus vidas. Así, en realidad no hay dos milagros iguales... ni producen el mismo efecto en las personas que los reciben. En esta época navideña quiero compartirles esta historia "milagrosa" que, aunque para muchos pudiera no significar nada, para la autora representó un "mundo" de diferencia. Cuando, con sinceridad, nos acercamos al Señor, Él sabrá contestarnos según no sólo nuestra necesidad, sino también según Sus planes para nuestras vidas... y eso siempre podrá incluir lo milagroso. Que Dios les continúe bendiciendo.

Jose Rodriguez Martinez
Jeanette Lopez Castillo

Si con la primera señal milagrosa no te creen ni te hacen caso dijo el Señor, tal vez te crean con la segunda. Exodo 4:8

Haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo. Esta señal milagrosa tendrá lugar mañana. Exodo 8:23

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Tradiciones Atesoradas

lunes, 28 de diciembre de 2009

"HO, HO, HO", tronó papa despertando a los muchachos la mañana de Navidad, y siempre a una hora estrafalaria. ¡Como antes del amanecer! El niño en él no podía esperar más, y el gritaba "ho, ho, ho" yendo y viniendo por el pasillo hasta que salíamos tambaleándonos de nuestras habitaciones. Entonces decía con un brillo en su ojo: "Creo que Santa ha estado aquí, ¡acabé de oír algo sobre el techo!" Ese resonante "ho, ho, ho" es una de las memorias más tiernas de mi niñez.

¡Gracias a Dios, su "ho, ho, ho" nunca paró! Una vez dejé el hogar, si pasaba las fiestas con mis padres, uno podía esperar escuchar el familiar "sonido del pasado" haciendo eco por el pasillo en la mañana de Navidad. Era algo muy sencillo pero definitivamente una tradición, y una en la que papá se deleita hasta el día de hoy, a la edad de 86 años.

Para algunos, el pronunciar "ho, ho, ho" podrá no sonar como la definición de una tradición, pero de acuerdo con Merriam-Webster, la misma es: un patrón habitual de pensamiento, acción o conducta heredado o establecido.

¡Cierro mi caso en lo que respecta a memorias de mi primera y favorita tradición navideña! Tristemente, algunas veces nuestras viejas tradiciones se disipan, pero siempre hay nuevas esperando ser creadas. ¡Y eso puede pasar cuando uno menos lo espera!

La tradicional colgada de calcetines sobre la chimenea cesó cuando los muchachos supimos que Santa vivía en nuestras mentes. Pero por accidente, aquella vieja tradición renació hace algunos años, pero esta vez para los "chicos más viejos" en la familia. Como si viajásemos atrás en el tiempo, de nuevo tuvimos calcetines rebosantes la mañana de Navidad.

Mientras hacía mis compras un año, constantemente me tropezaba con tazas y cosillas bonitas. Cada una de ellas parecía saltar y gritarme: "¡A mamá le gustaría esto!" O, "¿No le gustaría esto a la mamá de Jerry?" También fue durante una brecha generacional, así que ningún hijo estaría con nosotros para la festividad. Así que no habría calcetines colgando de la chimenea.

Finalmente no pude soportarlo más y comencé a llenar mis bolsas de compra con cositas diversas, y una taza única para cada persona. A continuación me sorprendí a mí misma comprando calcetines baratos como una forma de presentar estos regalitos especiales. Podía sentir el espíritu de la época remontarse en mí al evolucionar mi plan.

Una sorpresa de mañana de Navidad sería un evento tan inesperado y excitante. A duras penas podía guardarme el plan.

Todos tuvieron que mirar dos veces al deambular por el salón familiar bostezando y frotándose los ojos temprano en la mañana de Navidad. ¡Parecían un grupo de chiquillos dándose cuenta que Santa había estado allí! ¿Quién otro habría colgado y llenado aquellos calcetines?

¡Vaya si fue un gol! Todos expresaron deleite y asombro y parecían como una estampida de renos al correr hacia la cocina para lavar sus tazas para usarlas de inmediato.

No hubo discusión sobre hagamos esto cada año. La única pista de que continuaría fue que todos pidieron quedarse con sus calcetines. Desde ese momento estuvimos en marcha. Y esos calcetines de fieltro baratos pronto fueron reemplazados por unos más grandes y mejores. Sí, ¡a veces "más grande" es mejor!

Los calcetines para los "muchachos más viejos" se han convertido en una tradición principal de nuestra celebración navideña. Con un poco de pensamiento, es sorprendente cuántas cosas maravillosas se han hallado dentro. La mayoría son poco costosas, pero no siempre: CDs, DVDs, corbatas, llaveros, imanes de refrigerador, libretitas personalizadas, toallas de golf, perfumes, todo tipo de dispositivos, dinero en efectivo, medidores digitales de presión de neumáticos, ¡y hasta un localizador de madera en la pared para los que hacen mejoras a su casa ellos mismos!

En lo que respecta a mí, escoger el calcetín perfecto es mucho más mágico que comprar aquel regalo principal.

Un año, el regalo principal de mi esposo estaba enterrado en lo profundo del dedo de mi calcetín. ¡Qué mejor lugar para colocar una pieza de joyería! Casi me desmayo, ya que había sido muy generoso con los regalos en la Nochebuena. Estaba tan contento consigo mismo que se puso insoportable. Pero, no pudo haber pasado sin el calcetín.

Ahora, cuando los miembros de la familia empacan para sus viajes navideños, también empacan sus calcetines. ¡Ha habido un par de ocasiones en las que ha cundido el pánico cuando alguien se dio cuenta de que había olvidado algo tan importante como su misma ropa interior!

¡Así que siempre tengo un par de calcetines de reserva "por si acaso"! Después de todo, esto se ha convertido en una tradición atesorada para los "muchachos más viejos" de esta familia.

Kathleene S. Baker, copyright 2004
¡Tradiciones... tradiciones! Para muchos representan una carga y un tedio... pero creo que, en lo que se refiere a la Navidad , quienes tal piensan pudieran estar abrazando el espíritu del famoso personaje de Cuento de Navidad de Andersen, ¡Don Ebenezer Scrooge! Si bien necesitamos mantener claro el enfoque de la Navidad como la celebración del más grande regalo que Dios nos pudiese haber hecho: Su Hijo, Jesucristo, no cabe duda de que la época demanda derroche de paz y gozo (tal y como cantasen los ángeles hace casi dos mil años).

¿Por qué no revisar nuestras antiguas tradiciones navideñas: cancelar algunas, reactivar o renovar otras, y aún crear nuevas? Hagamos de esta Navidad un evento inolvidable, no sólo para nuestros niños (aquellos que los tengan todavía) sino también para cada uno de nosotros y los que nos rodean. Adelante y que el Señor les bendiga.

Raúl Irigoyen

"Tomad doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llevadlas con vosotros y colocadlas en el alojamiento donde habéis de pasar la noche." Llamó, pues, Josué a los doce hombres que había señalado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu; y Josué les dijo: Pasad delante del arca del SEÑOR vuestro Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los hijos de Israel.

Sea esto una señal entre vosotros, y más tarde cuando vuestros hijos pregunten, diciendo: "¿Qué significan estas piedras para vosotros?", les diréis: "Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas delante del arca del pacto del SEÑOR; cuando ésta pasó el Jordán, las aguas del Jordán quedaron cortadas." Así que estas piedras servirán como recuerdo a los hijos de Israel para siempre. Josué 4:3-7.

La Palabra: Navidad

viernes, 25 de diciembre de 2009

Un profesor de psicología le dio a sus estudiantes un examen de asociación de palabras.

Les dijo que escribieran lo primero que les viniera a la mente tan pronto como él dijera cada palabra. Por ejemplo, si decía «conversación», podían escribir «teléfono» o «diálogo».

Una de las palabras de ese día causó diversas reacciones y asociaciones sumamente interesantes. La palabra era «Navidad».

Estas fueron algunas de las palabras que asociaron con la Navidad: cohetes, fiesta, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces. Entre todas las asociaciones no hubo ninguna referencia a Jesucristo, ni siquiera a su nacimiento.

La verdad es que muy poco de lo que hacemos hoy día se asocia con lo espiritual. Muy pocas de nuestras actividades tienen alguna relación con lo divino.

Muy pocos de nuestros pensamientos abordan lo religioso.

Hablamos con vehemencia en contra del materialismo.

Nos sorprendemos cuando alguien afirma que es ateo.

Nos enojamos cuando alguna persona ridiculiza las cosas religiosas. Sin embargo, guardamos muy poca relación con lo espiritual. Claro que de cuando en cuando vamos a la iglesia, quizás una vez al mes o hasta una vez a la semana. Pero muchas veces lo hacemos para salir de una exigencia social.

Desde luego que buscamos a Dios en los momentos de tragedia, pero esto también viene a ser un acto de último recurso, cuando no nos queda otra esperanza en la vida. Mientras tenemos buena salud y disfrutamos de popularidad, mientras nuestros amigos nos acogen y todo nos va bien, no buscamos seriamente a Dios.

Así que aquellas asociaciones con la palabra «Navidad» revelan algo que se expresa en todas las facetas de nuestra vida.

Si aquel profesor les hubiera dicho la palabra que pusimos como ejemplo, «conversación», habría escogido una de las palabras que más debiéramos asociar con la Navidad. Porque a los ojos de Dios, lejos de representar cohetes, fiestas, lechón asado, baile, licor, regalos, árbol y luces, la Navidad fue el principio de un nuevo diálogo que entabló Él con nosotros.

Esa primera Nochebuena, Dios el Padre, mediante el nacimiento de su Hijo Jesucristo, reparó la línea de comunicación con nosotros que se había cortado a fin de que pudiéramos restablecer con Él la comunión que habíamos perdido. De modo que ahora todos podemos tener comunión íntima y constante con Dios.

Él está esperando que respondamos a la llamada celestial que nos hizo por medio de su Hijo. Pues es mediante esa conversación que restablecemos la conexión y mostramos que comprendemos el verdadero sentido de la Navidad.



Este día es una oportunidad para reflexionar sobre el más grande amor demostrado hacia la humanidad. El amor eterno de Dios.

"De tal manera amó Dios a este mundo, que envió a su único Hijo, Jesucristo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna" Juan 3:16.

La Estrella de Belén

lunes, 21 de diciembre de 2009

El único, que menciona la estrella de Navidad o de Belén, es San Mateo.

Dice que la estrella precedía a los reyes magos hasta que se paro encima del lugar donde estaba el niño Jesús. Ya en la antigüedad se defendía a la estrella como verdadera.

El teólogo Orígenes (c. 185-253) decía que estaba próxima a la naturaleza de los cometas. Muchas hipótesis aparecieron para explicar el "milagro de la estrella de Belén", tratándolo como un fenómeno astronómico real.

Unas hipótesis apuntan al brillante planeta Venus, pero este planeta ya era conocido en aquellos tiempos, difícilmente pudo ser tomado como algo extraordinario.

Otros señalan el paso de un cometa, concretamente del Halley, pero éste ya había transitado por nuestro sistema solar el año 11 a.C., bastante antes del nacimiento de Cristo. Los hay también que atribuyen la "estrella" a una supernova (explosión de un sol cuya brillante luz puede verse durante meses, incluso de día), pero no hay registros históricos de esa época al respecto pese a que si lo hay de novas observadas en el 135 a. C. y el 173 d. C.

La opinión más razonable y aceptada por muchos la propuso el astrónomo Johannes Kepler en 1606.

Para Kepler, la estrella de los magos no fue otra cosa que la rara triple conjunción de la Tierra con los planetas Júpiter y Saturno. En esta conjunción los planetas se ven como uno solo, los que los hace una luz muy brillante. Los cálculos de Kepler determinaron que la conjunción se dio en el año 7 a. C., lo que resulta compatible con las fechas asignadas al nacimiento de Jesús esbozadas mas arriba.

Un evento como este se dio en 1940-41 y no se volverá a dar hasta el 2198. Kepler conocía los comentarios que sobre el profeta Daniel había escrito en 1497 Arbabanel, un sabio judío. Según Arbabanel la conjunción de Saturno y Júpiter había tenido lugar cuando el nacimiento de Moisés, y tendría lugar otra vez cuando naciera el Mesías.

Arbabanel creía que la liberación traída por el Mesías se efectuaría de acuerdo con el versículo (24, 17 Números) de la Biblia que dice "Y de Jacob se levantará una estrella y de Israel surgirá un cetro."

La explicación mas común consiste naturalmente en creer que Dios creo una estrella que guiase a los Reyes de Oriente y una vez cumplida su misión desapareciera tan rápida y misteriosamente como había sido creada. Fué un milagro? Por qué no, pero tambien Dios usa muchas veces para sus milagros las causas naturales, y el milagro consiste en que estas se realicen en el momento y lugar justos.

Sin embargo, lo más importante en ese tiempo no fue la estrella en el firmamento, sino la Estrella de la Mañana, Jesús viniendo a la tierra para dar su vida por tí y por mí.

¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Mateo 2:2

Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella. Mateo 2:7

Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Mateo 2:10

El Diamante Koh-I-Noor

domingo, 20 de diciembre de 2009

El diamante Koh-i-noor se encuentra entre los más espectaculares del mundo. Es parte de las joyas de la corona Británica, presentado a la Reina Victoria por el marajá de la India cuando este apenas era un muchacho.

Años después, cuando él ya era un hombre mayor, el marajá visitó a la Reina Victoria en Inglaterra. Pidió que la piedra fuera traída de la Torre de Londres donde se mantenía guardada con seguridad, hasta el Palacio de Buckingham. La reina hizo según lo pedido.

Tomando el diamante en su mano, él se arrodilló frente a la reina y se lo presentó de nuevo a ella, diciendo: "Su majestad, yo le dí esta joya cuando era un niño, demasiado joven para entender lo que estaba haciendo. Deseo dársela de nuevo a usted en la plenitud de mis fuerzas, con todo mi corazón, afecto y gratitud, ahora y para siempre, en plena conciencia de mi acto".

El día vendrá cuando posiblemente mires hacia atrás y digas: "Estoy agradecido de mis maestros y las lecciones que me enseñaron de disciplina, concentración, arduo trabajo, cooperación y las formas correctas e incorrectas de competir". Incluso más valioso será el día cuando te mires en el espejo y digas: "Conociendo lo que ahora conozco de la vida, sé que es valioso continuar enseñando estas lecciones a mí mismo".

2 Corintios 13:5
Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos

El Árbol Confundido

viernes, 18 de diciembre de 2009

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."

"Lo que te falta es concentración", le decía el manzano, "si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?"

- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?"

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?, se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

- Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela". Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Y tu... ¿dejas crecer el roble que hay en ti? En la vida, todos tienen un propósito que cumplir, un espacio que llenar.

No permitas que nada ni nadie te impida conocer y compartir la maravillosa esencia de tu ser.

Pero sobre todo recuerda, jamás podrás conocer el propósito de tu vida si no rindes tu corazón a aquel quién te creo. Conocer a Dios es encontrar el propósito de Dios para nuestra vida.

¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!

Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera. Salmo 1:1-3


Hoy… El Señor es Mi Fortaleza – Videos Cristianos

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Tú, Señor, eres mi fuerza; yo te amo. Tú eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite. Tú, Señor eres digno de alabanza, cuando te llamo me salvas de mi enemigos. La muerte me enredó en sus lazos; sentí miedo ante el torrente destructor. La muerte me envolvió en sus lazos; me encontré en trampas mortales. En mi angustia llamé al Señor, pedí ayuda a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; mis gritos llegaron a sus oídos.


El Señor, el Altísimo, hizo oír su voz de trueno desde el cielo; granizos y carbones encendidos. Lanzó sus rayos como flechas y a mis enemigos hizo huir en desorden. El fondo del mar quedó al descubierto; las bases del mundo quedaron a ala vista por la voz amenazante del Señor, por el fuerte soplo que lanzó. Dios me tendió la mano desde lo alto y con su mano me saco del mar inmenso. Me salvó de enemigos poderosos que me odiaban y eran más fuertes que yo. Me atacaron cuando yo estaba en desgracia, pero el Señor me dio su apoyo: me sacó a la libertad; me salvo porque me amaba.



El Señor me ha dado la recompensa que merecía mi limpia conducta, pues yo he seguido el camino del Señor. Jamas he negado de mi Dios. Yo tengo presente todos sus decretos, jamás he rechazado sus leyes. Me he conducido ante él sin tacha alguna; me he alejado de la maldad. El Señor me ha recompensado por mi impía conducta en su presencia. Tú, Señor eres fiel con el que es fiel, irreprochable con el que es irreprochable, sincero con el que es sincero, pero sagaz con el que es astuto. Tu salvas a los humildes, pero humillas a los orgullosos. Tú, Señor me das luz; ti, Dios mío, alumbras mi oscuridad. Con tu ayuda atacare al enemigo y sobre el muro de sus ciudades pasaré.

El camino de Dios perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza; Dios protege a todos cuantos en él confían. Quien es Dios, fuera del Señor? Qué otro dios hay que pueda protegernos? Dios es quien me da fuerzas, quien hace intachable mi conducta, quien me da pies ligeros como de cierva, quien me hace estar firme en las alturas, quien me entrena para la batalla, quien me da fuerza para tensar arcos de bronce.

Salmo 18.

Comida para perros

viernes, 11 de diciembre de 2009

Normalmente los productos se prueban primero en animales para comprobar si son aptos para el consumo humano, pero en la compañía Three Dog, sucede todo lo contrario, primero la prueban los humanos antes de sacarla a la venta para los dueños de perros.

Three Dog es una franquicia de pastelerías especializada en alimentos gourmet para perros. Sus productos los prueban primero los humanos. Los cierto es que cada día los perritos y otras mascotas son más mimados por sus dueños a veces más que a los niños.

Cualquier capricho gastronómico que se antoje a un perrito está disponible en una de las 32 tiendas de Three Dog distribuidas por Estados Unidos, además de Canadá, Japón y Corea del Sur.

Todos los productos que se usan en la elaboración de alimentos de Three Dog son aptos para el consumo humano. Harinas integrales, miel, pasta de manzana y la capa de dulce que recubre las tartas son un secreto muy bien guardado.

Lo más triste después de leer esto en pensar en cuantos niños en el mundo van a la cama cada noche sin haber podido tomar aunque sea un vaso de leche y cuantos de ellos durante el día no comen ni una cuarta parte de la calidad de comida que comen muchas mascotas.

Esas son las cosas increíbles de nuestro mundo. No es la voluntad de Dios que vivamos como perros pero si que comamos como algunos perros, especialmente aquellos que tienen manjares porque son las mascotas queridas.

Ojala y al ver la publicidad de las pastelerías para perros seamos movidos a con nuestra mano llena de amor y pan para nuestros niños hambrientos.

Nuestros niños son el regalo más grande que recibimos en la tierra.

Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños Sal 43:8

Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a vuestro padre, y venid. Gen 45:19

De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños. Gen 45:24


Sientate y Toca el Piano

miércoles, 9 de diciembre de 2009

A mi esposa le encantan las antigüedades. A mí no. (Me resultan un poco viejas.) Pero como amo a mi esposa, a veces me encuentro guiando a tres niñas por un negocio de antigüedades mientras Denalyn hace compras.

Tal es el precio del amor.

El secreto de la supervivencia en un negocio de reliquias es encontrar una silla y un viejo libro y acomodarse para soportar la larga jornada. Eso fue lo que hice ayer. Luego de advertir a las niñas que miraran con sus ojos, no con sus manos, me senté en una mullida mecedora con algunas revistas Life de los años cincuenta.

Fue en ese momento que escuché la música. Música de piano. Música bella. De la obra de Rogers y Hammerstein. Las colinas adquirían vida con el sonido de la destreza de alguien en el teclado.

Giré para ver quién tocaba, pero no podía ver a nadie. Me incorporé y me acerqué. Un pequeño grupo de oyentes se había juntado ante el viejo piano vertical. Entre los muebles podía ver la pequeña espalda del pianista. ¡Vaya, sólo es un niña! Dando unos pasos más pude ver su cabello. Corto, rubio y gracioso como... ¡Sorprendente, es Andrea!

Nuestra hija de siete años estaba sentada al piano recorriendo con sus manos el teclado de punta a punta. Quedé anonadado. ¿Qué regalo del cielo es este que pueda tocar de tal manera?

Se habrá activado algún gen que ella heredó de mi familia. Pero al acercarme más, pude ver el verdadero motivo. Andrea «tocaba» un piano automático. No producía la música; la seguía. No tenía el control del teclado, sino que intentaba seguir el ritmo. Aunque parecía ejecutar la canción, en realidad, sólo intentaba seguir el ritmo de una canción ya escrita. Cuando una tecla se hundía, sus manos disparaban.

¡Ah, pero si pudieras haber visto su pequeño rostro, alegre y risueño! Ojos que danzaban del mismo modo que lo habrían hecho sus pies de haber sido posible ponerse de pie y tocar al mismo tiempo.

Me daba cuenta del porqué estaba tan feliz. Se sentó con la intención de tocar «Chopsticks», pero en lugar de eso tocó «The Sound of Music».

Aun más importante era que resultaba imposible que fracasara. Uno más grande que ella determinaba el sonido. Andrea tenía la libertad de tocar todo lo que quisiese, sabiendo que la música nunca sufriría.

No es de sorprenderse que se regocijase. Tenía por qué hacerlo. También nosotros.

¿No nos ha prometido Dios lo mismo? Nos sentamos ante el teclado, dispuestos a ejecutar la única canción que sabemos, pero descubrimos una nueva canción. Una canción sublime. Y nadie se sorprende más que nosotros cuando nuestros esfuerzos endebles se transforman en momentos melodiosos.
Tú tienes una, ¿lo sabes?, una canción completamente tuya. Cada uno de nosotros la tiene. La única pregunta es: ¿la tocarás?
De paso, al mirar cómo «tocaba» Andrea ese día en la tienda de antigüedades observé un par de cosas.

Noté que el piano recibía todo el crédito. La multitud reunida apreciaba los esfuerzos de Andrea, pero conocía la verdadera fuente de la música. Cuando Dios obra, sucede lo mismo. Es posible que aplaudamos al discípulo, pero nadie sabe mejor que el propio discípulo quién en realidad merece la alabanza.

Pero eso no impide que el discípulo se siente en la banqueta. Por cierto que no impidió que Andrea se sentase al piano. ¿Por qué? Porque sabía que no era posible que fracasase. Incluso sin entender cómo funcionaba, sabía que lo hacía.

Así que se sentó al teclado... y fue una experiencia memorable.

Max Lucado.

Aun cuando es posible que no entiendas cómo obra Dios, sabes que lo hace.
De modo que adelante. Arrima una banqueta, siéntate al piano y toca.

Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio. 1 Sam 16:16

Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él. 1 Sam 16:23

Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas. I Cro 13:8


La Brecha en el Muro

domingo, 6 de diciembre de 2009

La destrucción causada por el Huracán Katrina nos ha traído tantas imágenes poderosas y anonadantes. Diariamente, las cosas que hemos visto en televisión nos han movido con compasión, tocado nuestros corazones y motivado a responder.

Una de las imágenes que me impactado mucho fue la del masivo trabajo de reparar la brecha en una de los diques.

Mientras observaba un flujo continuo de bolsas de arena siendo dejados caer por helicópteros, parecía como que los mismos desaparecían en lo profundo del abismo. Me preguntaba si se podría completar jamás la reparación necesaria.

¡Qué gozo ver el dique, días después, con la brecha reparada y sacos de arena por encima del nivel del agua!.

En el Salmo 51:6 leemos: “Tú (Dios) amas la verdad en lo íntimo y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”.

Dios desea que Su verdad sea establecida dentro de nosotros. Su verdad puede compararse a una pared protectora que nos protege de las dañinas mentiras del enemigo.

La pared protectora de la verdad ayuda a establecer nuestros corazones en amor y gracia. Provee un ambiente positivo en el que nuestros espíritus pueden alimentarse y nuestra fe crecer.

Cada vez que permitimos a una de las mentiras de Satanás entrar en nuestro corazón, creamos una brecha en la pared protectora de la verdad. Mientras que la brecha permanezca, nuestros corazones serán inundado con dudas, temores y pensamientos condenatorios que Dios nunca quiso que estuviesen –pensamientos que nos robarán tanto nuestra paz como gozo.

Aquí les presento siete mentiras que pueden averiar la pared protectora de la verdad de Dios en nosotros:

No podemos confiar en Dios… cuando la verdad es que Dios es fiel.

Dios está en contra nuestra… cuando la verdad es que Dios está a favor nuestro.

No somos lo suficientemente buenos para ser bendecidos… cuando la verdad es que Cristo es nuestra justicia y que hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en Él.

A Dios cuida más de otros que de nosotros… cuando la verdad es que Dios cuida de nosotros.

Dios realmente no nos ama… cuando la verdad es que Dios nos ama con amor eterno.

Nuestra situación no tiene remedio… cuando la verdad es que con Dios, nada es imposible.

Las cosas nunca cambiarán… cuando la verdad es que Dios hace todas las cosas nuevas.

Si hemos permitido que una mentira del enemigo rompa nuestra pared protectora de la verdad, comencemos a reparar esa brecha hoy.

Rechacemos la mentira y comencemos a depositar los “sacos de arena” de las promesas de Dios en dicha brecha. Pronto, no quedará brecha alguna para que la mentira del enemigo impacte nuestra vida.

Recibamos la limpieza del Señor y permitamos que la sangre de Jesús lave toda contaminación que la mentira haya traído a nuestras vidas. En la medida en que la sangre nos lava, la paz de Dios y el gozo del Señor llenarán nuestros corazones de nuevo.

Roy Lessin, Co-Fundador de las Tarjetas Electrónicas “DaySpring”

Muchos viven de mentiras, pero este es el día para que no aceptes mentiras en tu vida y vivas en la verdad de Dios.

Y edificamos la muralla hasta que toda la muralla estaba unida hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Nehemías 2:6

Predilectos de Dios

martes, 1 de diciembre de 2009

Cuando nació mi primera hija, la quería tanto que casi me dolía. Tontamente llegué a pensar que no iba a poder querer tanto a nuestro próximo hijo, o que tendría que dividir mi amor entre los dos para ser justa. Pero cuando nació nuestra segunda hija descubrí con alegría que la amaba tan intensamente como a la primera, aunque de una manera única.

Ese descubrimiento me recordó que nuestro gran Dios es capaz de amar a cada uno de sus hijos totalmente sin quitarle amor a ninguno, porque ama a cada uno de manera única. Por tanto, todo creyente que pide ayuda a Dios la recibirá tan completamente como si nadie más necesitara su atención.

En la vida y enseñanza de Jesús encontramos amplia evidencia de esto. En Juan 10, Él declaró que es «el buen pastor» que llama, cuida y conoce a sus propias ovejas por nombre y es conocido por ellas (vv.3,11,14). Jesús entonces comparó esta relación entre pastor y ovejas con la relación que Él disfruta con su Padre (v.15). ¡Qué especiales somos para Él!

En respuesta a aquellos que nos advierten para que no actuemos como si el Señor tuviera predilectos, una vez escuché a un predicador decir: «¡Claro que Dios tiene predilectos! ¡Todos somos sus predilectos!» Como hijos suyos podemos estar seguros de su atención y amor. -
Juan 10:3
y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.


¿Disfrutando o Quejándote?

lunes, 30 de noviembre de 2009

“Dios nos hará responsables por todas las cosas que puso en esta tierra, que debemos disfrutar y que no hemos tomado el tiempo para hacerlo” El Talmud

Quisiera iniciar este artículo dando muchísimas “gracias” a cada uno de los lectores. Gracias por tomarte el tiempo para enviar mensajes tanto a esta página como a mi correo. Gracias por tus palabras y por tu ánimo que me inspiran a seguir escribiendo. Gracias a todos aquellos que me han dado su confianza y hemos venido trabajando sobre sus sueños y energizando su vida a través del coaching. Gracias a Renuevo de Plenitud por ser una pagina que inspira y me da la oportunidad de llegar a tu vida. Gracias, agradecido estoy por la vida y por la familia que tengo y todo se lo debo a Dios.

Días atrás celebramos el Día de Acción de Gracias y no quería pasar esta maravillosa oportunidad de poder agradecerte. Mi corazón se alegra al escuchar buenas noticias, leer testimonios de personas que están alcanzando una vida extraordinaria, de ver personas que se están elevando y han decidido ir tras sus sueños. Hoy estas personas están disfrutando de un mejor trabajo, un mejor matrimonio, están disfrutando la vida. Me encanta leer los testimonios de personas que antes se quejaban ahora han tomado responsabilidad sobre sus vidas y hoy dan gracias. ¡Eso lo hace Dios!

“Me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A tu lado soy siempre dichoso!” Salmo 16:11 (BLS)

¿Estás quejándote o estás disfrutando la vida? ¿Estás dejando que la vida te pase de largo?

Nosotros queremos disfrutar la vida, de hecho Dios nos hizo para disfrutar la vida, disfrutar su creación, la familia y el trabajo, todo lo hizo Dios. Sin embargo, muchos viven en el estado de la queja, viviendo sin querer queriendo una vida mediocre, una vida aburrida o un matrimonio de segunda. Todos soñamos con una vida mejor, con una vida de primera, desde niños estamos soñando, llegamos a la universidad y estamos soñando, nos casamos y estamos soñando con una vida excelente. ¿Por qué llegamos a soñar? La verdad es que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, y el tiene sueños para conmigo. Dios tenía sueños con Adán y Eva cuando los colocó en el paraíso, Dios tenía un plan hermoso con el hombre y a causa de la desobediencia perdió muchos privilegios, y ocurrió un colapso en la humanidad que hace que muchos en día no disfruten la vida. Satanás vino a matar, robar y destruir, pero Jesús vino a darnos vida en abundancia. Los sueños que Dios tiene contigo son de bienestar, Dios desea que tú tengas éxito y la mayoría no esta experimentando el éxito y viven arrastrándose por el lodo. Muchos han sido golpeados por las realidades de la vida y están paralizados con los sueños destrozados, tienen miedo de volver a soñar.

Vivimos en un mundo donde la tragedia y el dolor es el pan de cada día, matrimonios que empezaron felices hoy ya no lo son, y acaban en divorcio. Negocios que empezaron bien, hoy están en quiebra o en bancarrota. Personas que estudiaron una carrera y están trabajando en algo que no les gusta, y nada que ver con su carrera. Muchos hoy viven frustrados, angustiados, estresados en sus trabajos, en su ministerio, que no saben que hacer, que se preguntan si esta es la vida ¿Cuál es el sentido?, y déjame decirte que esa no es la vida que Dios diseñó para ti.

Dios hizo de ti y de mí un ganador, alguien único y especial. Ahora me dirás que eso es fácil decirlo, que tu realidad es otra, y tienes razón. Alguien dijo: “Somos lo que pensamos”.Eres lo que piensas, lo que estés pensando va a determinar tu destino. Si piensas que eres un perdedor, vas a actuar como un perdedor, y si cambias tu manera de pensar, comienzas a pensar en lo que Dios dice que tú eres, vas a actuar como un ganador y podrás disfrutar más de la vida.

Es tu elección seguir quejándote de la vida o disfrutarla. Tú decides si quieres ir tras tus sueños o quedarte así como estás, esperando a ver que sucede.

“La felicidad debe ser encontrada en el camino, no al final del sendero, porque entonces el paseo se habrá terminado y ya será muy tarde.” Rupert R. Updegraff

Hoy es un buen día para tomar acción sobre tu vida, primeramente busca la dirección divina y luego busca la ayuda de personas que te lleven a una vida de excelencia. No dejes que tu vida acabe en la queja de no ser feliz, de no haber alcanzado ni siquiera un sueño, de no haber disfrutado con tu pareja, con tus hijos. No te pierdas el paseo, no dejes que los ladrones, asesinos y destructores de sueños acaben con tu vida. Hoy es tiempo de Elevarte y remontarte en las alturas.

Dudamel

domingo, 29 de noviembre de 2009

A sus 24 años, Gustavo Dudamel tuvo un debut triunfal en los célebres conciertos Proms de la BBC y todo parece augurar una gran carrera musical al joven director de orquesta venezolano. Dudamel, director de la orquesta Nacional de Música Simón Bolívar, de Venezuela, llegó a los Proms de modo accidental, algo que le ha ocurrido más de una vez últimamente.

Fue llamado para sustituir en el último momento por enfermedad a Neeme Jaervi al frente de la Sinfónica de Gotemburgo (Suecia) en un programa que incluía la fantasía sinfónica "Francesca da Rimini", de Tchaikovski, los "Rückert-Lieder", de Mahler, y la quinta sinfonía de Sibelius.

Antes de venir a Londres, según contó a EFE, había tenido que sustituir, también por enfermedad, a otro famoso director, el finlandés Esa Pekka Salonen en el festival de Verbier, en los Alpes suizos.

El joven venezolano no se arrepiente: "Ha sido fabuloso. La orquesta ha estado en todo momento abierta a mis ideas, algo que puede parecer difícil cuando se trata de un conjunto que ha actuado bajo grandes directores". Dudamel confiesa haberse "enamorado" de la música de Sibelius tan pronto como leyó la partitura, que no conocía y tuvo que aprenderse rápidamente: "Si uno ama lo que hace, todo resulta más fácil", explicó a EFE.

A Mahler lo había hecho ya antes en Bamberg (Alemania), en el concurso de dirección del que fue proclamado ganador el año pasado, pero en Londres ha tenido la suerte, según cuenta, de trabajar con una cantante de la categoría de Anne Sofie von Otter. "Estoy aprendiendo muchísimo al lado de ella", reconoce con modestia el joven músico.

El concierto de los Proms, en el célebre Royal Albert Hall londinense, comenzó, sin embargo, con mal pie: un zumbido interminable del sistema sonoro obligó al director y a los músicos a abandonar el escenario para regresar más de media hora después, una vez que los técnicos dieron con el problema. Pero bastaron unos compases de "Francesca de Rimini" para que las casi seis mil personas que llenaban el gigantesco auditorio, muchas de ellas de pie en el patio central de donde se habían retirado las butacas, se olvidaran del incidente y se sumergieran en el universo de Dante interpretado por el ruso Tchaikovski.

Los expertos y las compañías discográficas, como la Deutsche Grammophon, con la que acaba de firmar un contrato, consideran que Dudamel será una de las figuras dominantes de la escena musical durante los próximos treinta años, añade el diario británico.

De Venezuela están saliendo músicos de extraordinaria calidad, señala el periódico, que recuerda cómo hace tres años, Simon Rattle contrató al venezolano Edicson Ruiz, de diecisiete años, para la Filarmónica de Berlín.

Dudamel ya ha llamado la atención antes en Londres. Así, David Whelton, director ejecutivo de la orquesta Philharmonia, afirma haber visto rara vez a un músico capaz de conectar de forma tan inmediata con los miembros de la orquesta.
Dudamel ganó el año pasado el concurso de dirección de la Sinfónica de Bamberg (Alemania), y Stephen Maddock, responsable de la City of Birmingham Symphony Orchestra, conjunto al que Simon Rattle elevó a la máxima categoría, le ha contratado para un concierto el próximo año.

¿Quién dijo que los jóvenes no puede llegar a ver sus sueños convertidos en realidad?

Dios ha puesto un potencial en cada corazón. Muchos los dejan morir y otros nunca los llegan a encontrar pero allí están. No apagues el fuego que hay en tí y permite que Dios haga germinar las semillas que él mismo sembró dentro de tí.

Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda. Job 29:4

Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. Salmos 71:5

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. I Timoteo 4:12




Mami... Ella es un Ángel

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cierta mañana decembrina, me detuve en un restaurante de una clínica para desayunar con una amiga. Veníamos de acompañar a una amiga mutua que estaba en su tratamiento de quimioterapia y la habíamos dejado en su casa reposando.

Iba charlando con mi amiga, cuando dirigí mi mirada hacia una de las mesas del lugar y vi aquel cuadro que conmueve al de más duro corazón, era una joven mujer con su cabeza cabizbaja, apoyada sobre su mano y por cuyas mejillas corrían lágrimas vivas, a su lado en otra silla estaba una niñita de cuatro o cinco añitos con su cabecita posada sobre la mesa.

Inmediatamente me dirigí hacia ella como atraída por una fuerza de imán, lo que creo entender es solo la plena acción del amor de Dios que habita en los que le aman, lo que me llevó hacia ella.

Porque muchos habían salido y entrado del demandado lugar, y yo no soy una doctora, una enfermera, ni nada parecido para hacer un alto de rigor. Simplemente sé que son esos momentos especiales que te pone Dios para tocar a otros con manos humanas por Él, sin creer que soy la escogida, solo la despierta al guiño del ojo de un Ser Supremo.

Doblé mis rodillas colocándome en posición de cuclillas, para verle el rostro. Le tomé del brazo y le inquirí: "Amiga, ¿qué te pasa, por qué lloras? A lo que ella me ripostó con voz quebrada: "Estoy triste porque mi hijita tiene fiebres alta hace días y los médicos no encuentran qué tiene y se la pasa así como usted la ve".

Le di palabras de consuelo, de esperanza y de ánimo, de bendición, y no dejaba de llorar, luego le solicité si podía pedirle a Dios que sanara a su niñita, y asintió con gran deseo en su expresión. Me despedí y me retiré con mi amiga y no volví a mirar hacia allá como si se me hubiese olvidado el suceso.

Cuando nos disponíamos a salir del lugar se me atraviesa una niña corriendo, y viene una joven hacia mí; reconocí que era la joven madre y me dice: "Sabe, muchas gracias no tengo con qué pagarle, porque tenía muchas días que no veía a esta niña así contenta, y cuando la vio salir me preguntó, ¿Mami, ella es un ángel?" A lo que yo sonreí, y me despedí sin dejar de mirarlas una y otra vez.

AFNI

Una simple acción de obediencia, puede ser un canal para un milagro. Recuerda, Dios te ha escogido y llamado para ser canal de bendición. Cuando Dios te pida hacer algo por alguien no te detengas..Solo obedece, porque podría ser el primer paso para un milagro.

Y dijo: Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. Génesis 24:12

Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. Génesis 40:14

El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. Números 6:25




Completando la vision

martes, 24 de noviembre de 2009

Retomando con Abraham, ahora, era el momento de completar la visión que Dios le había comenzado a mostrar en Gn. 12:1-3 hasta aquí había sido una visión particionada e intangible, pero, en el versículo 6 y 7, tiene frente a sus ojos su herencia en Dios:
• Gen 12:6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.
• Gen 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.

Esta visión dada por Dios a Abraham trascendió a Abraham mismo, pues, no podría su descendencia haber recibido toda esta tierra, sin que él antes se multiplicara por miles, por medio de su hijo, nieto, bisnietos y tataranietos. Es por esto que, luego de que los hijos de Jacob (Israel, nieto de Abraham) vinieran a vivir a Egipto, y se multiplicaran hasta ser una gran nación, Dios llamó a Moisés, para continuar con el Plan; es decir, otra fase. Un plan que solo llevaría 11 jornadas de camino concretarlo (Deuteronomio.1:2) ya que iban a paso muy lento pues, iban haciendo campamentos en el camino, porque en realidad podrían haber demorado mucho menos.
Desde el monte Horeb hasta las mismas puertas de la tierra prometida en Cades-barnea, sólo los separaban 161 kilómetros; pero, tardaron 40 años por la incredulidad y la consecuente desobediencia del pueblo de Israel, por lo cual toda una generación murió en el desierto, y desaprovechó la oportunidad de creer que Dios les podía llevar a una vida nueva, de abundancia y prosperidad; como lo describe:
Hebreos 4:2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
Así también, muchos cristianos se pasan semanas, meses y años dando vueltas sobre el mismo lugar, pasando por las mismas circunstancias amargas y dolorosas en repetidas ocasiones. La razón es porque no se atreven a creerle a Dios, que Él es capaz de darles una vida bendecida y victoriosa. La Palabra de Dios dice acerca de Abraham que éste le creyó a Dios, no dice que creyó en Dios; Gálatas 3:6 dice: Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
El gran problema del Pueblo de Israel que salió de Egipto era, la contra-visión (falta de fe objetiva) que ellos guardaban en su corazón, lo que hacía que sus pies caminaran hacia Canaán, pero su corazón y su mente estaban aún en Egipto. Sus mentes estaban esclavizadas al pasado. Usted no puede pretender llegar a un lugar mirando hacia atrás. Debe soltarse de los miedos y amores del pasado que le han tenido paralizado y añorando; y poner sus ojos en un modelo perfecto de fe.

No tiene nada de malo imitar la fe de los hombres de Dios, como decía el apóstol Pablo. Pero, él no solo decía…Sed imitadores de mí, sino que agregaba, como yo de Cristo. Por lo tanto, no tema si está rodeado de desierto en su vida, sólo ponga sus ojos en Jesús (Hebreos 12:2) y considere las contradicciones que Él pasó (de las cuales, sin embargo, salió victorioso) para que su ánimo no se canse hasta desmayar, como dice: Hebreos 12:3
Los privilegios que tenemos con el evangelio son más grandes que los que había bajo la ley de Moisés, aunque en sustancia se predicó el mismo evangelio en ambos Testamentos. En todo tiempo ha habido muchos oyentes que no han sabido aprovechar la oportunidad de creer; y en la incredulidad se halla la raíz de toda esterilidad. La fe del que oye, es la que activa los recursos de Dios descriptos en su Palabra.

Una triste consecuencia del descuido parcial y de una vida ambigua (Santiago 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos), vacilante y relajada es lo que, a menudo, hace que los hombres no la alcancen. Entonces, pongamos diligencia para que tengamos una entrada clara al Reino de Dios.
Como Dios terminó su obra, y entonces descansó, hará que los que creen acaben su obra, y luego disfruten su reposo. (CBMH)
Moisés se hizo viejo y murió guiando al pueblo en el desierto, habiendo cumplido otra fase del Plan de Dios para su pueblo. Por tal motivo, fue Josué por último a quien llamó Jehová para tomar posesión de la herencia (la Tierra Prometida a Abraham y a su descendencia) y llevar a cabo la fase final.

Retrospección Analítica

Muy bien mi querido lector, vamos a detenernos por un momento a analizar algunos aspectos de lo que ya hemos leído.
Primero: vemos un mentor, El Señor. (Dios es un Dios de Planes y Propósitos)
Segundo: observamos un Plan, consistente en que la gran nación que saldría de los lomos de Abraham tomaría la tierra de Canaán.
Tercero: contemplamos una visión bien definida, toda la jurisdicción de la tierra de Canaán. Tierra propia, casa propia, prosperidad. (Josué 1:3-4)
Cuarto: podemos observar una misión, que se inició con una orden…”vete de tu tierra a la tierra que te mostraré”. Una misión compartimentada: Abraham-fase uno, Moisés-fase dos, Josué-fase tres. A pesar de que entre ellos hubo algunos atemporales, pudieron hacer un trabajo de equipo porque había un plan y una visión que, como dije, los trascendía a ellos mismos.
Quinto: vemos protagonistas (realizadores), Abraham, Moisés, Josué, el Pueblo mismo de Israel (la generación joven).
Sexto: vemos fases que se cierran con metas. Dios lleva a Abraham hasta Canaán. Luego, Dios regresa de Egipto a Canaán a su pueblo por medio de Moisés. Finalmente, Dios les entrega la tierra por mano de Josué. Y aún entre estas grandes metas, subyacían metas intermedias más pequeñas que pueden observarse en todo el desarrollo histórico.


El Cocker con Defecto

lunes, 23 de noviembre de 2009

Había sido una larga noche. Nuestra Cocker Spaniel negra, Preciosa, tenía problemas al parir. Yo yacía en el piso junto a su jaula de cuatro pies cuadrados, observando cada uno de sus movimientos. Observando y esperando, en caso de que tuviera que llevarla de urgencia al veterinario.

Tras de seis horas, los cachorros comenzaron a aparecer. El primogénito fue blanco y negro. El segundo y tercer cachorros fueron de color café claro y chocolate. El cuarto y quinto también tenían manchas blancas y negras.

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco", conté para mí mismo mientras caminaba por el pasillo a despertar a mi esposa, Judy, y decirle que todo estaba bien.

Al regresar por el pasillo de vuelta a la habitación extra, noté un sexto cachorro que había nacido y que ahora yacía por sí mismo a un lado de la jaula. Tomé al cachorrito y lo coloqué sobre el gran tumulto de cachorritos que gemían e intentaban mamar de la madre. Preciosa inmediatamente apartó al cachorrito del resto del grupo. Ella rehusó reconocerlo como un miembro de su familia. "Algo está mal", dijo Judy.

Me incliné y recogí al cachorrito. Mi corazón se encogió dentro de mi pecho cuando vi que el cachorrito tenía el labio y palatinos partidos y que no podía cerrar su hociquito. Decidí en ese momento que si había alguna manera de salvar a este animal, yo iba a darle mi mejor esfuerzo.

Tomé el cachorrito, fui al veterinario y me dijo que nada podía hacerse a menos que estuviésemos dispuestos a invertir como mil dólares para intentar corregir el defecto. Nos dijo que el cachorrito moriría principalmente porque no podía chupar. Tras regresar a casa, Judy y yo decidimos que no podíamos darnos el lujo de invertir esa cantidad de dinero sin recibir algún tipo de seguridad del veterinario que el cachorrito tendría una posibilidad de vivir. Sin embargo, eso no me impidió comprar una hipodérmica y alimentar al cachorrito a mano, lo que hice cada día y noche, cada dos horas, por más de diez días. El cachorrito sobrevivió y aprendió a comer por su cuenta siempre y cuando fuese comida suave enlatada.

La quinta semana coloqué un anuncio en el periódico y, en una semana, teníamos gente interesada en todos los cachorritos, excepto en el que tenía la deformidad. Una tarde fui a la tienda a recoger unos pocos abarrotes.

Al regresar pude ver a la vieja maestra jubilada que vivía al otro lado de nuestra calle, haciéndome señas. Había leído en el periódico que teníamos cachorritos y se preguntaba si podría obtener uno para su nieto y su familia.

Le dije que todos los cachorritos habían hallado hogares pero que mantendría mis ojos abiertos por si alguien más tenía Cocker Spaniels disponibles. También mencioné que si alguien cambiaba de opinión, le dejaría saber. En cuestión de días, todos excepto uno de los cachorros habían sido recogidos por sus nuevas familias. Esto me dejó con un Cocker café claro además del cachorrito con el defecto.

Pasaron dos días sin que oyésemos nada de parte del caballero al que le habíamos prometido el cachorrito café claro. Le telefoneé a la maestra y le dije que me quedaba un cachorrito y que era bienvenida a verlo. Me dijo que recogería a su nieto y que vendría como a las ocho de la noche. Esa noche, como a las siete y media, Judy y yo estábamos cenando cuando oímos a alguien tocando a la puerta del frente. Cuando abrimos la puerta, el hombre que había solicitado el cachorrito café claro estaba allí.

Entramos, arreglamos los detalles de adopción y le entregamos el cachorrito. Judy y yo no sabíamos que haríamos o diríamos cuando la maestra se apareciese con su nieto.

Exactamente a las ocho de la noche, el timbre de la puerta sonó. Abrí la puerta y allí estaba la maestra con su nieto junto a ella. Le expliqué que el hombre había venido por el cachorrito después de todo y que no quedaban cachorritos. "Lo siento, Jeffery. Hallaron hogares para todos los cachorritos", le dijo a su nieto.

Justo en ese momento, el cachorrito que quedaba en el dormitorio comenzó a gemir. "¡Mi cachorrito! ¡Mi cachorrito!" gritó el niñito al salir corriendo de atrás de su abuela.

Casi me desmayo cuando me di cuenta de que el niñito también tenía el labio y palatino partidos. El niño me pasó al lado tan rápido como pudo, yendo por el pasillo hasta donde estaba el cachorrito seguía gimiendo. Cuando nosotros tres llegamos a la habitación, el pequeñín sostenía al cachorrito en sus brazos. Miró a su abuela y dijo: "Mira, Abuela. Ellos hallaron hogares para todos los cachorritos excepto para el bonito y se ve justo como yo".

La maestra se volteó a nosotros: "¿Está disponible este cachorrito?" "Sí", le contesté. "Ese cachorrito está disponible".

El niñito, que ahora abrazaba al cachorrito, agregó: "Mi abuela me dijo que este tipo de cachorritos son realmente caros y que tengo que cuidarlo bien". La dama abrió su bolso, pero yo me le acerqué y aparté su mano de manera que no pudiese extraer su billetera. "¿Cuánto piensas que cuesta este cachorrito?" le pregunté al niño. "¿Cómo un dólar?" "No. Este cachorrito es muy, muy costoso", contestó él.

"¿Más de un dólar?" le pregunté. "Me temo que sí", dijo su abuela. El niño se quedó de pie abrazando al cachorrito contra su mejilla. "No podemos venderlo por menos de dos dólares", dijo Judy, apretando mi mano. "Como dijiste, es el bonito".

La maestro sacó los dos dólares y se los entregó al muchacho. "Es tu perro ahora, Jeffery. Tú, págale al hombre". Todavía abrazando al cachorrito con fuerza, el niño me entregó el dinero orgulloso. Cualquier preocupación que tenía sobre el futuro del cachorrito se fue.

Todavía mantengo la imagen del niñito y su cachorrito. Creo que debe ser un sentimiento maravilloso para todo jovencito el mirarse al espejo y ver nada más excepto al "bonito".

Roger Dean Kiser,

Cuando los demás nos rechazan, Dios abre sus brazos para recibirnos, porque para él valemos mucho.

Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado,el SEÑOR me recogerá.
Salmos 27:9

Dios edifica a Jerusalén; A los desterrados de Israel recogerá. Salmos 147:10

Como pastor apacentará su rebaño,en su brazo recogerá los corderos,y en su seno los llevará;guiará con cuidado a las recién paridas.
Isaías 40:11

Mayor Gracia

sábado, 21 de noviembre de 2009

Una mañana, cuando nuestra nieta Julia estaba bien pequeña, ella y su abuelita estaban leyendo la Biblia juntas. Llegaron al conocido versículo que dice: "Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

Julia de repente saltó del sofá y corrió para buscar la Biblia gastada y marcada de mi padre que yo conservo sobre un estante en mi oficina y que le había mostrado esa misma mañana. "Es muy vieja" -le dije solemnemente.

Ella tomó la antigua Biblia en su mano, corrió de vuelta hacia su abuelita, y emocionada buscó Romanos 3:23 y le leyó: "Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios."

"Sí -dijo triunfante- ¡dice lo mismo en esta también!"

El pecado ha estado con nosotros desde antaño y estará con nosotros mientras vivamos en esta tierra. Pero hay algo más antiguo que el pecado, algo que dura más que él. Según la escritora de himnos Julia Johnston, es la "maravillosa gracia de nuestro amante Señor, gracia que excede nuestro pecado y nuestra culpa". El himno concluye diciendo: "Gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que perdona y limpia por dentro; gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que es mayor que todo nuestro pecado."

¿Has recibido la gracia de Dios? -DHR

Romanos 3:23-24
Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.




Periodista Solo de Día

viernes, 20 de noviembre de 2009

Según una orden emitida la semana pasada el gobierno de Irán del Presidente Mahmud Ahmadinejad, las mujeres periodistas de la agencia IRNA y del Diario Irán-ambos adscriptos al Ministerio de la Cultura- deberán regresar a sus casas antes de las seis de la tarde por la "necesidad de su efectiva presencia en la familia, para desarrollar su sensible de deber en la educación de los hijos.

Por lo menos el gobierno Iraní está pensando en la necesidad de no permitir que las mujeres que trabajan en el periodismo en el Ministerio de Cultura sean desprendidas del hogar.

Sin embargo, necesitamos recordar como padres, que es responsabilidad nuestra incluir en nuestra agenda el tiempo necesario para compartir con los hijos. NO tenemos que esperar que alguien saque una ley para eso. Muchos están sacrificando el tiempo tan vital que le pertenece a los hijos, por gastarlo desesperadamente en el trabajo, los amigos o quizá al llegar en casa aislarnos en la TV, sin aprovechar esos minutos tan valiosos que para los hijos les devuelven la sensibilidad.

Salmos 36:7
¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

Salmos 103:13
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.

Salmos 127:3
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.




¿Está Dios encendiendo sus lámparas?

martes, 17 de noviembre de 2009

"Una calurosa tarde de verano, se cubrió el cielo repentinamente de negras nubes y pronto el vívido resplandor de los relámpagos anunciaba una tempestad que se aproximaba. Retumbó el trueno en las alturas y el relámpago en zigzag resplandecía con siniestro brillo.

La señora Moreno estaba en pie al lado de la cama de su niñito de cinco años, que estaba observando cómo los relámpagos jugueteaban alrededor de su cama.

Como los relámpagos se sucedían uno tras otro, la señora se puso temerosa; entonces su niñito se volvió a ella, y mirándola con sus grandes ojos azules, le dijo: "¿Verdad que es brillante, mamá? ¿Está Dios encendiendo sus lámparas?"

El corazón de la madre se enterneció con la pregunta del niño, y todo temor la abandonó; reconoció que era Dios en verdad el que permitía la tempestad, y que él podía proteger a sus hijos en medio de ella. La confianza de su hijito había reprendido sus temores.

La fé de un niño puede enseñarnos que realmente Dios nos cuida. Los adultos somos propensos al temor mientras un niño puede descansar tomado de la mano con Dios. Que hoy podamos confiar en Dios como un niño.

Salmo 131:1-3
En verdad que me he comportado y he acallado mi alma Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma.

Marcos 10:15
Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.



Carta A Un Pastor Que Me Escribió Acerca De Sus Fracasos. (Tercera y Ultima Parte).

Amado Pastor,

Por último, y aunque usted no me escribió nada sobre esto, quisiera mencionarle alguna otra situación en la que se vio envuelto Giezi como producto de sus debilidades anteriores y que creo, sin querer ofenderle por eso, que usted también la está viviendo. Tiene que ver con la pérdida de la confianza en la providencia de Dios.

El Diccionario de la Lengua Española define la palabra providencia como: “Disposición anticipada o prevención que mira o conduce al logro de un fin”. Aplicando esto a la acción divina, podríamos establecer que: “La Providencia de Dios tiene que ver con todo aquello que el Señor ha dispuesto desde la eternidad, anticipadamente, a fin de que todos sus deseos se cumplan perfectamente”. O como lo expresa la Confesión De Fe De Westminster: “Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por Su más sabia y santa providencia…”. Pero aunque todo esto es una gran verdad, hermano, sucede que muchas veces, como siervos del Señor, no podemos realizar bien Su obra pues no confiamos en que Él tiene pleno control y autoridad sobre Su creación.
Examinemos el caso de Giezi: un hombre le llevó a Eliseo veinte panes de cebada. Este encargó a su siervo que los repartiera entre los hijos de los profetas, que eran cien hombres. Ahora bien, Giezi, que acababa de ver cómo Eliseo había realizado un extraordinario milagro, no fue capaz de creer que Dios también podía multiplicar el pan y satisfacer su necesidad material. Fue necesario que se escuchara la voz de Eliseo:

“Da a la gente para que coma, porque así ha dicho El Señor: Comerán y sobrará”. (2 Reyes 4:43)

Así también es necesario que nosotros los pastores creamos que el Señor suplirá para todas nuestras necesidades, para nuestras familias, para nuestros ministerios, para nuestras necesidades personales. Si no tenemos la capacidad de comprender y confiar en la providencia de Dios, serán muy pocas las cosas que podremos conquistar y obtener. Y eso, amado pastor, es lo que deseo que usted considere seriamente. Usted debe confiar plenamente en el hecho de que el Señor es su Pastor, y que nada le faltará. Que a pesar de las muchas fallas y necesidades espirituales que tiene en estos momentos, Él es fiel para suplir todo aquello que le haga falta. Que a pesar de sus errores y fracasos, Él desea socorrerlo y ayudarlo. Qué Él no suple sus necesidades porque usted tenga un buen comportamiento. No depende de usted. En realidad, no puede hacer nada para merecer la bendición de Dios. Él lo bendice porque es amor, lo bendice por Su gracia y por Su misericordia. No por los méritos que usted crea poseer.

Percibo, y siento una cierta seguridad al respecto, que el Señor está tratando de hacer algo en y a través de su ministerio, pero usted no se ha dado cuenta de ello. Generalmente, cuando atravesamos estas situaciones difíciles, es porque el Señor, que nos ha llamado a Su servicio, desea perfeccionarnos. No se trata simplemente de que tengamos debilidades y fallas, sino de algo más importante aún: que el Señor nos está perfeccionando para encomendarnos responsabilidades más grandes y delicadas. Usted tal vez me objete diciendo: “Eso no tiene sentido. No tiene sentido llamar a alguien imperfecto, que ha demostrado abiertamente su incapacidad, para que realice tareas superiores a aquellas en las cuales ha fallado”. Y yo le respondería que no solamente no tiene sentido, sino que tampoco tiene explicación. Por eso no gastaré muchas líneas tratando de explicarle mi razonamiento. Muchas veces también yo me he preguntado porqué el Señor me escogió para una labor tan sagrada, como la de ser pastor de Su rebaño, teniendo tantas imperfecciones, y no he podido obtener una respuesta apropiada. Sin embargo, al mirar detenidamente a Giezi algunas cosas comienzan a cobrar sentido para mí.

En realidad, humanamente no hay explicación para el hecho de que Eliseo, un hombre tan lleno de fe, pudiera haber escogido a Giezi como su siervo. Era más un obstáculo que una ayuda, era más un problema que un aporte a la solución de sus necesidades como profeta. Solamente pensar en el extraordinario amor de Dios puede resolver toda nuestra duda. La ausencia, en la vida de Giezi, de cualidades tan importantes como la sensibilidad espiritual y la sensibilidad humana, el poder y la capacidad espiritual, la profunda e íntima comunión con el Señor, el discernimiento espiritual y la fe y confianza en Dios para creer que Él es nuestro sustento en medio del servicio que le rindamos, es decir, la completa seguridad de que Él se encarga de todas nuestras necesidades, trajo como consecuencia la manifestación de cualidades antitéticas.

Es por todos conocidos el incidente en el cual Giezi se llenó de avaricia y mintió para obtener ciertos bienes materiales de manos de un General del ejército del rey de Siria llamado Naamán. Y esto también debe hacernos reflexionar a los siervos del Señor: ¿Existe en nosotros un afán desmedido por la posesión de bienes materiales y riquezas? ¿Hemos caído en el desenfreno actual de considerar la posesión de bienes materiales como indicador de nuestra espiritualidad? ¿Pensamos que el no hacer énfasis en este aspecto es una especie de tontería que caracteriza a ciertos obreros cristianos? ¿Estamos sintiendo una fuerte inclinación hacia la satisfacción de deseos lujuriosos y sensuales? ¿Sentimos que la plataforma de nuestra integridad está a punto de derribarse?
A pesar de cualquier respuesta personal a cada una de estas preguntas, apreciado hermano pastor, lo cierto del caso es que podemos establecer una correlación entre las cualidades mencionadas anteriormente y la corrupción moral y espiritual en cualquiera de sus manifestaciones. Y en este punto quiero caminar con mucho cuidado al escribirle, pues no quiero que me malentienda. Esa correlación de la cual le hablo es inversamente proporcional: mientras menor sea el grado de manifestación de las cualidades esenciales del ministro cristiano, mayor lo será el de las que representan la carne y la mundanalidad. Lo inverso también es cierto.

Por eso, como consecuencia de la actitud de Giezi, el Señor hizo que se enfermara de lepra. Pero al hacer esto, Dios estaba trabajando en la restauración de un siervo a quien Él usaría de una manera especial en el futuro. Permítame explicarle:

En el capítulo 8 del segundo libro de los Reyes se narra que, pasado cierto tiempo, debido a una gran hambruna que vino sobre su país, la mujer a quien Eliseo había hecho vivir su hijo, aquella a quien Giezi trató de apartar de los pies de su señor, tuvo que abandonarlo todo e irse a vivir en la tierra de los filisteos por siete años; todo esto según el consejo que le dio el profeta Eliseo. Al cabo de esos siete años esta mujer regresó a su nación, pero venía con las manos vacías y sin un lugar propio donde morar, pues al regresar ya había perdido todas las cosas que eran suyas, todo aquello que en el tiempo de bonanza económica de su nación había poseído. Es la misma mujer que unos años antes se encontraba en amargura de espíritu por la muerte de su hijo y que, pasado cierto tiempo, se vio envuelta en una situación semejante: la pérdida de su casa y de sus tierras.
¿Le es familiar esta mujer, hermano pastor? Angustiada, decidió hablar al rey con el propósito de que este la ayudara, pero cuando llegó ante la presencia del monarca, este se encontraba hablando… ¡Con Giezi! Y me imagino que al entrar a ese recinto vinieron en rápido galope a su pensamiento los tristes recuerdos del pasado; recordó aquella oportunidad cuando llena de angustia llegó con un problema ante Eliseo mientras que ese hombre llamado Giezi, ese siervo incapacitado a quien ahora volvía a tener frente a sí, trató de apartarla del lado de quien representaba su única ayuda. Quizás recordó la insensibilidad de Giezi y su falta de misericordia. Quizás recordó la dureza de su corazón y la frialdad de sus sentimientos.
Y ahora la historia parece repetirse: la misma mujer, otra vez en problemas; el mismo hombre: Giezi. Me imagino que al ver nuevamente a este la mujer pensó: “¡Oh!, no. Este hombre otra vez”. Pero aunque esta escena está conformada por los mismos actores y situaciones: la misma mujer, una similar situación de necesidad, un hombre que puede ayudar (antes Eliseo, ahora el rey) y un siervo llamado Giezi, lo cierto del caso, pastor, es que este último, en el aspecto espiritual, no es el mismo hombre que la mujer conoció años atrás.
El tratamiento del Señor le había capacitado para ser un buen siervo, transformando su espíritu insensible y llenándolo de posibilidades. Dios le permitió hablar con el rey para que le contara las maravillas hechas por Eliseo; y cuando la mujer entró al lugar donde estaban ellos hablando, se oyó la voz de un Giezi renovado que, emocionado y sorprendido, le dijo al rey:

“Rey señor mío, esta es la mujer”. (2 Reyes 8:5)

Y fue esa acción de Giezi, fueron esas palabras y esa actitud, el medio que el Señor utilizó para beneficiar a la mujer que sufría, pues el rey, movido por el informe del otrora siervo inútil, hizo que le devolvieran todas las cosas que en el pasado fueron suyas. Un Giezi transformado fue el instrumento usado por Dios para ayudarla. El que antes fue incapaz, el insensible, el que no pudo resucitar a su hijo, el que fue dejado afuera mientras Eliseo oraba, el que ni siquiera era capaz de preparar un plato de comida para su señor, el que no tenía fe, ese, llegó a convertirse en un instrumento útil en las manos de Dios. ¿Lo ve usted, hermano?
Usted que me cuenta sus sinsabores e incapacidades, usted que me escribe con toda la sinceridad que cabe en su corazón acerca de los sentimientos de frustración y pocas esperanzas con respecto a su ministerio, a usted le digo que aún tiene posibilidades; que Dios, al igual que lo hizo con Giezi, también transformará poco a poco su vida y renovará su ministerio dándole nuevas oportunidades. Al igual que Giezi, usted también necesita urgentemente ser tratado, capacitado, ungido y sensibilizado por el Señor. Eso es todo lo que le está ocurriendo. Y aunque quizás no lo entienda, me alegro por la situación que ahora atraviesa sabiendo que un nuevo pastor está siendo formado en las manos del Todopoderoso. Mantenga esa actitud de reconocimiento de su propia incapacidad ante Dios y yo me comprometo a orar por usted pidiendo que Él le llene de las cualidades que necesita para realizar bien Su obra. Él es amor y siempre nos da nuevas oportunidades. Él perfecciona a Sus siervos.

Sin más que escribirle por ahora, y agradeciendo la confianza que en mí ha depositado al abrirme su corazón, me despido de usted esperando tener nuevas y buenas noticias.

Carta A Un Pastor Que Me Escribió Acerca De Sus Fracasos. (Segunda Parte).

domingo, 15 de noviembre de 2009

Amado Pastor Continuo con la Segunda Parte de mi Respuesta.
Pero además, me escribe usted amado pastor, acerca del poco poder espiritual que experimenta y de lo débil e incapaz que siente algunas veces.

“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y son muchas las veces que no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”.

Y al leer esto vuelvo a detener la lectura para pensar en la vida de Giezi. ¿Recuerda a este hombre recibiendo aquel delicado y urgente encargo de parte de Eliseo: tomar el báculo del profeta y ponerlo sobre el rostro de un niño muerto con la intención, lógicamente, de que este reviviera? Sin embargo, notamos a un Giezi incapaz que, frustrado, se devuelve hacia su señor para decirle con cierto aire de derrota:

“El niño no despierta”. (2 Reyes 4:31)

En otras palabras, “No pude hacer lo que tú esperabas que yo hiciera”, o: “Sé que debí haberle resucitado, pues sino tú no me hubieras enviado para tal fin, pero lamento decirte que no pude representarte dignamente”. ¡Cuántas veces nos falta el mismo poder! ¡Cuántas veces hemos repetido las mismas palabras!
Sé que muchas personas no están de acuerdo conmigo al respecto y expresan muchos reproches contra esta última exclamación, pero también sé que ellos no podrán engañar a Dios. No importa cuán poderoso se sea, siempre habrá momentos cuando no podemos hacer nada. Todo depende de Dios, no de nosotros. Por eso, créame que le entiendo perfectamente cuando expresa:

“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y la mayoría de las veces no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”

Por eso debe usted siempre recordar que servir al Señor debe llevarnos a postrarnos delante de Él y pedirle que nos llene de Su unción para poder servirle con efectividad.

Pero además, me escribe usted unas palabras que me entristecen:

“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.

Quizás sea por eso que considero la historia de Giezi tan apropiada para ser leída por cada ministro que se encuentra en la situación que se encuentra usted ahora. Es por eso que he decidido contestarle utilizando las vivencias de este “casi desconocido” hombre de Dios. Quisiera recordarle el siguiente hecho: cuando Eliseo escuchó el informe negativo entregado por Giezi, fue hasta la casa donde estaba el niño muerto. Luego se dirigió hacia su cama e hizo algo que todo ministro del Señor debe considerar cuidadosamente:

“Cerró la puerta tras ambos”. (2 Reyes 4:33)

Es decir, dejó a Giezi afuera. Por alguna razón no consideró conveniente que su siervo estuviera junto a él mientras ministraba al niño muerto; no permitió que estuviera a su lado mientras, por medio de sus dones proféticos y salutíferos, vería descender la luz de la gloria divina sobre la habitación donde se encontraba. ¿Se imagina usted ese cuadro? ¡Cuán glorioso debe haber sido!
Un hombre ungido por Dios realizando una serie de actos que, a los ojos de cualquiera que no comprendiera los designios divinos no serían otra cosa que una suerte de ritos mágicos. Y, sin embargo, para nosotros los que creemos en Su nombre, era la sublime manifestación de la gloria de Dios descendiendo sobre los hombres. ¡Y Eliseo decidió dejar a su siervo afuera!
¿Ha pensado usted, amado pastor, lo que sintió Giezi en ese momento? Déjeme expresarle lo que pienso yo: creo que sintió exactamente lo mismo que usted está sintiendo ahora. Eso fue lo que sintió. Eso fue lo que experimentó. Se sintió desechado, desestimado, con poco valor.

¡Qué diferente es, por ejemplo, el caso cuando Elías y su siervo Eliseo pasaron el Jordán!, ¿Recuerda? En esa oportunidad el profeta Elías golpeó las aguas del río con su manto en presencia de su siervo Eliseo y este vio una demostración del obrar de Dios a través de su señor. Pero Giezi no estaba en condiciones de ver actuar a Eliseo. No reunía las condiciones para servirle en un caso como ese. Y me pregunto: ¿Cuántas veces el Señor, a causa de nuestra incapacidad, debe dejarnos afuera? Siento profunda tristeza sólo al pensar que algún día el Señor me diga: “Hoy no puedes entrar conmigo”; y que yo le respondiera: “Señor, pero ese es mi oficio, servirte para que Tú hagas Tu obra”, y que por toda contestación escuche: “Sí, pero no estás en condiciones de estar en este altar”. Sería un día muy triste para mí. Y esa tristeza que me embarga se debe, amado hermano pastor, a que ya lo he experimentado y sé de qué se trata. Por eso comprendo lo que se siente al decir lo que usted me dijo:

“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.

Además, me escribe usted acerca de algunos problemas que está enfrentando debido a ciertas confusiones doctrinales que han surgido en su congregación; me explica que como consecuencia de todo esto han surgido divisiones y pérdidas dentro de ella. Bueno, según parece, no es tanto usted el confundido como la Iglesia que pastorea, pero, a final de cuentas, usted es el responsable de ella. Me dice que todo comenzó cuando un grupo de hermanos de su Iglesia se reunió para estudiar los escritos de cierto hermano que predicaba doctrinas muy renovadas y ungidas. Y usted no le prestó mucha atención a ese hecho.

“Cuando traté de hacer algo ya era demasiado tarde, muchos hermanos estaban intoxicados”.

Esto último no me extraña. Es cosa común desde tiempos antiguos. Lo que sucede es que este problema parece que se multiplica aceleradamente en estos últimos tiempos.

En una oportunidad Eliseo le dijo a Giezi que preparara alimentos en una olla grande para los hijos de los profetas. Pero ocurrió que alguien salió al campo y encontró unas especies de calabazas silvestres que eran venenosas y las rebanó en la olla pues no sabía lo que eran. Ahora bien, hermano pastor, la responsabilidad de la preparación de esa comida recaía sobre el siervo de Eliseo. Esta responsabilidad incluía, entre otras cosas: la selección del menú, los elementos que formarían parte de él, las personas que trabajarían en el proceso de preparación de los alimentos, el tiempo que duraría el mismo, el cuidado de su elaboración y la supervisión general de la obra.

Quizás haya sido porque le pareció algo simple, sencillo y rutinario, que Giezi descuidó algunos aspectos del proceso de elaboración del alimento; pero llama la atención el hecho de que su actitud se asemeja mucho a la asumida por muchos de nosotros (pastores, maestros y otros líderes de la Iglesia de Cristo) al descuidar algo tan neurálgico y sagrado como lo es la alimentación espiritual de los creyentes bajo nuestra responsabilidad. Una de nuestras tareas básicas es supervisar y tener cuidado de la preparación del alimento de las ovejas del Señor. Si descuidamos esto todos sufriremos grandes pérdidas. Y creo que eso es lo que le está sucediendo a usted: descuido la alimentación espiritual de las personas puestas bajo su responsabilidad.
Terminare mi larga Respuesta en la próxima entrega.

Carta A Un Pastor con Sequía Espiritual. (Primera Parte)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Muy apreciado y siempre recordado pastor

Con gran alegría, y no sin cierta preocupación, he leído la carta que ha llegado a mis manos la pasada semana. Había estado deseando tener noticias suyas y por fin mi deseo ha sido cumplido para terminar, en parte, con esa profunda preocupación que siempre me produce su ministerio.
Según percibo de lo que se desprende de sus comentarios, usted concibe la vida de un pastor como algo totalmente diferente a la vida de otros cristianos; y eso me preocupó en cierta medida por la salud de su servicio al Señor. La vida de un ministro del altar no es del todo diferente a la vida de otros hombres de fe. Es cierto que debemos enfrentar mayores desafíos y que tenemos mayores responsabilidades, pero ni el peso de los primeros ni las preocupaciones que engendran las segundas nos eximen de las vivencias áridas y estériles que muchas veces tiene que experimentar todo hijo de Dios. Por eso, el ser renovados constantemente es un mandato para todos los que creemos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, incluyéndonos los pastores; y eso, aun cuando muchas veces ni las circunstancias, ni las más íntimas fibras espirituales parecieran sernos favorables para la consecución de tal fin.
Me ha escrito usted algunos comentarios relacionados con mi última carta y me alegra saber que esta le ha resultado beneficiosa. La alegría que me produce esa noticia ahoga, en cierta manera, la inquietud que me produjo leer acerca de esa “Muy profunda esterilidad ministerial” de la cual me habla en su último escrito.
Aunque, a decir verdad, esperaba que me escribiera usted algún día sobre ese aspecto. No conozco ningún cristiano, incluyendo a los líderes y a los ministros, que alguna vez no haya experimentado un profundo sentido de sequía espiritual y esterilidad en su ministerio.
Todo verdadero hombre de Dios ha expresado alguna vez las mismas frases que me ha escrito usted:

“Tantas veces le he pedido perdón al Señor pues sé que no estoy llevando ante su altar el fruto que de mí espera… Él ha visto mi esfuerzo y mi dedicación y, sin embargo, ha visto también el fracaso que ha seguido a mis esfuerzos… Me siento vacío, estéril… ¡Si Él me renovara! ¡Si Él me hiciera reverdecer!

Al leer esas líneas, nuevamente he llegado a la conclusión de que pude, perfectamente, haber firmado esa carta suscribiendo así cada uno de sus pensamientos, cada sentido de sequía y esterilidad, y cada deseo de reverdecimiento y de renovación que hay en su corazón.
Es por eso que decidí responderle escribiéndole acerca de un episodio bíblico que ha sido como un bálsamo para mi corazón herido cada vez que me he visto envuelto en semejantes circunstancias.
Trate de recordar ahora un poco la vida de Aarón. No es cosa difícil la que le pido. Al hacerlo, casi todos evocamos la figura de ese extraordinario hombre de Dios, sirviendo de intérprete a su hermano Moisés, hablando a Faraón y diciéndole que dejara libre al pueblo de Israel, o echando su vara delante de Faraón y de sus siervos mientras esta se convertía en una serpiente, o levantando las manos de su hermano Moisés mientras este oraba en la cumbre de un monte.
Tal vez también recordemos sus momentos menos radiantes; como aquella ocasión cuando al notar que su hermano tardaba en descender del monte en medio del cual Dios le hablaba, aceptó la propuesta de un pueblo inclinado al mal que le pidió que les fabricara dioses que fueran delante de ellos. E inevitablemente recordamos que de no haber sido por la intercesión de Moisés, Dios le habría destruido.
Por eso quiero escribirle acerca de ese hombre; porque su vida esta tejida con hilos blancos y con hilos negros, con hilos de oro y con hilos de barro. Es tan real, tan cercano a nosotros. Su vida se encuentra tan lejos de esa falsa “perfección” que quieren aparentar muchos líderes modernos. Es tan espiritual y tan humano, tan santo y tan lleno de equivocaciones, que su vida nos seduce, nos atrae, nos arrastra como un río, hacia un mar de inspiración, de consuelo y de aliento.
¿Recuerda usted la actitud de Coré, Datán, Abiram y On contra este hombre? En Números 16:3, la Biblia lo expresa así:

“Y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?”

Aarón fue un hombre desestimado. Coré, Datán, Abiram y On, así como aquellos que le seguían, no apreciaron los sanos propósitos de su corazón. Realmente no eran suyos, eran los propósitos de Dios. Aarón solamente los interpretaba, los asumía, los aceptaba. No fue suya la idea de ser un líder en medio de su pueblo, sino de Dios cuando dijo a Moisés:

“Mira, yo te he constituido dios para faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel”. (Éxodo 7:1-2).

Por eso, Aarón asumió esa posición y realizó esa misión. Fue una misión impuesta por Dios. Por eso, Aarón no sólo asumió y aceptó esos propósitos en su vida, sino que se presentó con ellos delante de toda una nación y los defendió. Eso fue lo que nunca entendieron sus adversarios. Lo juzgaron mal; lo desestimaron, lo deshonraron delante de todos. Aarón fue un hombre desestimado. En opinión de muchos, otros tenían gran valor, Aarón no. Él tenía la Palabra de Dios, el deseo de Dios, la voluntad de Dios, el propósito de Dios. El pueblo, sin embargo, lo desestimó.
¿Recuerda usted, hermano, cómo reaccionó Aarón? Déjeme recordarle: bajo la más completa indefensión. No alzo su voz, no trató de aclarar nada, no levantó su mano, no discutió, no argumentó. Su hermano menor, viendo tal situación, dijo a sus detractores:

“… Pues Aarón, ¿Qué es, para que contra él murmuréis? (Números 16:11).

Y después, volviendo el pueblo a levantarse en contra de Moisés y en contra de Aarón, la gloria del Señor descendió sobre Su tabernáculo y dijo Dios:

“Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento”. (Números 16:45).

¿Recuerda lo que sucedió entonces? Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros. Y Moisés le dijo a Aarón:

“Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado”. (Números 16:46).

Y entonces vemos a este hombre humilde y desestimado ejerciendo un ministerio sublime y lleno de gloria. Quizás pocas veces en la Biblia se menciona algo parecido a lo que este hombre hizo en esta oportunidad. Me parece verlo con su humilde figura y el incensario en su mano derecha avanzar en medio de las sombras de la muerte. Creo ver la luz de su incensario y el blanco humo que sube de él para apaciguar la ira de Dios. Le veo llorar al ver morir a su pueblo, ese pueblo que le ha humillado, desestimado y ofendido. Casi puedo escuchar su voz como un gemir delante de Dios intercediendo por la nación. Él, que no era digno según ellos, era el único que podía interceder por ellos ante Dios. A veces grita, al tiempo que agita su mano, desesperadamente, esparciendo el santo humo que puede salvar a sus enemigos. A veces, impresionado al ver tantos muertos juntos, a su alrededor, inclina su rostro y ora. Y entonces, lentamente, la muerte comienza a alejarse de él y de su pueblo. A la distancia, el furor parece despedirse definitivamente y él queda sólo entre los suyos. Baja el incensario, se deja caer, exhausto, sobre la tierra. No escucha a nadie, no escucha los gemidos de los que han quedado vivos para enterrar a sus muertos, no escucha el llanto y los gritos de dolor y quebrantamiento. Sólo sabe que en verdad Dios le ha escogido. Sólo sabe que él es el sacerdote escogido por Dios.
En la próxima oportunidad seguiremos platicando sobre esta en la Segunda Parte.
Afectuosamente, su amigo,