¿Disfrutando o Quejándote?

lunes, 30 de noviembre de 2009

“Dios nos hará responsables por todas las cosas que puso en esta tierra, que debemos disfrutar y que no hemos tomado el tiempo para hacerlo” El Talmud

Quisiera iniciar este artículo dando muchísimas “gracias” a cada uno de los lectores. Gracias por tomarte el tiempo para enviar mensajes tanto a esta página como a mi correo. Gracias por tus palabras y por tu ánimo que me inspiran a seguir escribiendo. Gracias a todos aquellos que me han dado su confianza y hemos venido trabajando sobre sus sueños y energizando su vida a través del coaching. Gracias a Renuevo de Plenitud por ser una pagina que inspira y me da la oportunidad de llegar a tu vida. Gracias, agradecido estoy por la vida y por la familia que tengo y todo se lo debo a Dios.

Días atrás celebramos el Día de Acción de Gracias y no quería pasar esta maravillosa oportunidad de poder agradecerte. Mi corazón se alegra al escuchar buenas noticias, leer testimonios de personas que están alcanzando una vida extraordinaria, de ver personas que se están elevando y han decidido ir tras sus sueños. Hoy estas personas están disfrutando de un mejor trabajo, un mejor matrimonio, están disfrutando la vida. Me encanta leer los testimonios de personas que antes se quejaban ahora han tomado responsabilidad sobre sus vidas y hoy dan gracias. ¡Eso lo hace Dios!

“Me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A tu lado soy siempre dichoso!” Salmo 16:11 (BLS)

¿Estás quejándote o estás disfrutando la vida? ¿Estás dejando que la vida te pase de largo?

Nosotros queremos disfrutar la vida, de hecho Dios nos hizo para disfrutar la vida, disfrutar su creación, la familia y el trabajo, todo lo hizo Dios. Sin embargo, muchos viven en el estado de la queja, viviendo sin querer queriendo una vida mediocre, una vida aburrida o un matrimonio de segunda. Todos soñamos con una vida mejor, con una vida de primera, desde niños estamos soñando, llegamos a la universidad y estamos soñando, nos casamos y estamos soñando con una vida excelente. ¿Por qué llegamos a soñar? La verdad es que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, y el tiene sueños para conmigo. Dios tenía sueños con Adán y Eva cuando los colocó en el paraíso, Dios tenía un plan hermoso con el hombre y a causa de la desobediencia perdió muchos privilegios, y ocurrió un colapso en la humanidad que hace que muchos en día no disfruten la vida. Satanás vino a matar, robar y destruir, pero Jesús vino a darnos vida en abundancia. Los sueños que Dios tiene contigo son de bienestar, Dios desea que tú tengas éxito y la mayoría no esta experimentando el éxito y viven arrastrándose por el lodo. Muchos han sido golpeados por las realidades de la vida y están paralizados con los sueños destrozados, tienen miedo de volver a soñar.

Vivimos en un mundo donde la tragedia y el dolor es el pan de cada día, matrimonios que empezaron felices hoy ya no lo son, y acaban en divorcio. Negocios que empezaron bien, hoy están en quiebra o en bancarrota. Personas que estudiaron una carrera y están trabajando en algo que no les gusta, y nada que ver con su carrera. Muchos hoy viven frustrados, angustiados, estresados en sus trabajos, en su ministerio, que no saben que hacer, que se preguntan si esta es la vida ¿Cuál es el sentido?, y déjame decirte que esa no es la vida que Dios diseñó para ti.

Dios hizo de ti y de mí un ganador, alguien único y especial. Ahora me dirás que eso es fácil decirlo, que tu realidad es otra, y tienes razón. Alguien dijo: “Somos lo que pensamos”.Eres lo que piensas, lo que estés pensando va a determinar tu destino. Si piensas que eres un perdedor, vas a actuar como un perdedor, y si cambias tu manera de pensar, comienzas a pensar en lo que Dios dice que tú eres, vas a actuar como un ganador y podrás disfrutar más de la vida.

Es tu elección seguir quejándote de la vida o disfrutarla. Tú decides si quieres ir tras tus sueños o quedarte así como estás, esperando a ver que sucede.

“La felicidad debe ser encontrada en el camino, no al final del sendero, porque entonces el paseo se habrá terminado y ya será muy tarde.” Rupert R. Updegraff

Hoy es un buen día para tomar acción sobre tu vida, primeramente busca la dirección divina y luego busca la ayuda de personas que te lleven a una vida de excelencia. No dejes que tu vida acabe en la queja de no ser feliz, de no haber alcanzado ni siquiera un sueño, de no haber disfrutado con tu pareja, con tus hijos. No te pierdas el paseo, no dejes que los ladrones, asesinos y destructores de sueños acaben con tu vida. Hoy es tiempo de Elevarte y remontarte en las alturas.

Dudamel

domingo, 29 de noviembre de 2009

A sus 24 años, Gustavo Dudamel tuvo un debut triunfal en los célebres conciertos Proms de la BBC y todo parece augurar una gran carrera musical al joven director de orquesta venezolano. Dudamel, director de la orquesta Nacional de Música Simón Bolívar, de Venezuela, llegó a los Proms de modo accidental, algo que le ha ocurrido más de una vez últimamente.

Fue llamado para sustituir en el último momento por enfermedad a Neeme Jaervi al frente de la Sinfónica de Gotemburgo (Suecia) en un programa que incluía la fantasía sinfónica "Francesca da Rimini", de Tchaikovski, los "Rückert-Lieder", de Mahler, y la quinta sinfonía de Sibelius.

Antes de venir a Londres, según contó a EFE, había tenido que sustituir, también por enfermedad, a otro famoso director, el finlandés Esa Pekka Salonen en el festival de Verbier, en los Alpes suizos.

El joven venezolano no se arrepiente: "Ha sido fabuloso. La orquesta ha estado en todo momento abierta a mis ideas, algo que puede parecer difícil cuando se trata de un conjunto que ha actuado bajo grandes directores". Dudamel confiesa haberse "enamorado" de la música de Sibelius tan pronto como leyó la partitura, que no conocía y tuvo que aprenderse rápidamente: "Si uno ama lo que hace, todo resulta más fácil", explicó a EFE.

A Mahler lo había hecho ya antes en Bamberg (Alemania), en el concurso de dirección del que fue proclamado ganador el año pasado, pero en Londres ha tenido la suerte, según cuenta, de trabajar con una cantante de la categoría de Anne Sofie von Otter. "Estoy aprendiendo muchísimo al lado de ella", reconoce con modestia el joven músico.

El concierto de los Proms, en el célebre Royal Albert Hall londinense, comenzó, sin embargo, con mal pie: un zumbido interminable del sistema sonoro obligó al director y a los músicos a abandonar el escenario para regresar más de media hora después, una vez que los técnicos dieron con el problema. Pero bastaron unos compases de "Francesca de Rimini" para que las casi seis mil personas que llenaban el gigantesco auditorio, muchas de ellas de pie en el patio central de donde se habían retirado las butacas, se olvidaran del incidente y se sumergieran en el universo de Dante interpretado por el ruso Tchaikovski.

Los expertos y las compañías discográficas, como la Deutsche Grammophon, con la que acaba de firmar un contrato, consideran que Dudamel será una de las figuras dominantes de la escena musical durante los próximos treinta años, añade el diario británico.

De Venezuela están saliendo músicos de extraordinaria calidad, señala el periódico, que recuerda cómo hace tres años, Simon Rattle contrató al venezolano Edicson Ruiz, de diecisiete años, para la Filarmónica de Berlín.

Dudamel ya ha llamado la atención antes en Londres. Así, David Whelton, director ejecutivo de la orquesta Philharmonia, afirma haber visto rara vez a un músico capaz de conectar de forma tan inmediata con los miembros de la orquesta.
Dudamel ganó el año pasado el concurso de dirección de la Sinfónica de Bamberg (Alemania), y Stephen Maddock, responsable de la City of Birmingham Symphony Orchestra, conjunto al que Simon Rattle elevó a la máxima categoría, le ha contratado para un concierto el próximo año.

¿Quién dijo que los jóvenes no puede llegar a ver sus sueños convertidos en realidad?

Dios ha puesto un potencial en cada corazón. Muchos los dejan morir y otros nunca los llegan a encontrar pero allí están. No apagues el fuego que hay en tí y permite que Dios haga germinar las semillas que él mismo sembró dentro de tí.

Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda. Job 29:4

Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. Salmos 71:5

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. I Timoteo 4:12




Mami... Ella es un Ángel

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cierta mañana decembrina, me detuve en un restaurante de una clínica para desayunar con una amiga. Veníamos de acompañar a una amiga mutua que estaba en su tratamiento de quimioterapia y la habíamos dejado en su casa reposando.

Iba charlando con mi amiga, cuando dirigí mi mirada hacia una de las mesas del lugar y vi aquel cuadro que conmueve al de más duro corazón, era una joven mujer con su cabeza cabizbaja, apoyada sobre su mano y por cuyas mejillas corrían lágrimas vivas, a su lado en otra silla estaba una niñita de cuatro o cinco añitos con su cabecita posada sobre la mesa.

Inmediatamente me dirigí hacia ella como atraída por una fuerza de imán, lo que creo entender es solo la plena acción del amor de Dios que habita en los que le aman, lo que me llevó hacia ella.

Porque muchos habían salido y entrado del demandado lugar, y yo no soy una doctora, una enfermera, ni nada parecido para hacer un alto de rigor. Simplemente sé que son esos momentos especiales que te pone Dios para tocar a otros con manos humanas por Él, sin creer que soy la escogida, solo la despierta al guiño del ojo de un Ser Supremo.

Doblé mis rodillas colocándome en posición de cuclillas, para verle el rostro. Le tomé del brazo y le inquirí: "Amiga, ¿qué te pasa, por qué lloras? A lo que ella me ripostó con voz quebrada: "Estoy triste porque mi hijita tiene fiebres alta hace días y los médicos no encuentran qué tiene y se la pasa así como usted la ve".

Le di palabras de consuelo, de esperanza y de ánimo, de bendición, y no dejaba de llorar, luego le solicité si podía pedirle a Dios que sanara a su niñita, y asintió con gran deseo en su expresión. Me despedí y me retiré con mi amiga y no volví a mirar hacia allá como si se me hubiese olvidado el suceso.

Cuando nos disponíamos a salir del lugar se me atraviesa una niña corriendo, y viene una joven hacia mí; reconocí que era la joven madre y me dice: "Sabe, muchas gracias no tengo con qué pagarle, porque tenía muchas días que no veía a esta niña así contenta, y cuando la vio salir me preguntó, ¿Mami, ella es un ángel?" A lo que yo sonreí, y me despedí sin dejar de mirarlas una y otra vez.

AFNI

Una simple acción de obediencia, puede ser un canal para un milagro. Recuerda, Dios te ha escogido y llamado para ser canal de bendición. Cuando Dios te pida hacer algo por alguien no te detengas..Solo obedece, porque podría ser el primer paso para un milagro.

Y dijo: Oh Señor, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. Génesis 24:12

Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. Génesis 40:14

El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. Números 6:25




Completando la vision

martes, 24 de noviembre de 2009

Retomando con Abraham, ahora, era el momento de completar la visión que Dios le había comenzado a mostrar en Gn. 12:1-3 hasta aquí había sido una visión particionada e intangible, pero, en el versículo 6 y 7, tiene frente a sus ojos su herencia en Dios:
• Gen 12:6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.
• Gen 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.

Esta visión dada por Dios a Abraham trascendió a Abraham mismo, pues, no podría su descendencia haber recibido toda esta tierra, sin que él antes se multiplicara por miles, por medio de su hijo, nieto, bisnietos y tataranietos. Es por esto que, luego de que los hijos de Jacob (Israel, nieto de Abraham) vinieran a vivir a Egipto, y se multiplicaran hasta ser una gran nación, Dios llamó a Moisés, para continuar con el Plan; es decir, otra fase. Un plan que solo llevaría 11 jornadas de camino concretarlo (Deuteronomio.1:2) ya que iban a paso muy lento pues, iban haciendo campamentos en el camino, porque en realidad podrían haber demorado mucho menos.
Desde el monte Horeb hasta las mismas puertas de la tierra prometida en Cades-barnea, sólo los separaban 161 kilómetros; pero, tardaron 40 años por la incredulidad y la consecuente desobediencia del pueblo de Israel, por lo cual toda una generación murió en el desierto, y desaprovechó la oportunidad de creer que Dios les podía llevar a una vida nueva, de abundancia y prosperidad; como lo describe:
Hebreos 4:2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
Así también, muchos cristianos se pasan semanas, meses y años dando vueltas sobre el mismo lugar, pasando por las mismas circunstancias amargas y dolorosas en repetidas ocasiones. La razón es porque no se atreven a creerle a Dios, que Él es capaz de darles una vida bendecida y victoriosa. La Palabra de Dios dice acerca de Abraham que éste le creyó a Dios, no dice que creyó en Dios; Gálatas 3:6 dice: Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
El gran problema del Pueblo de Israel que salió de Egipto era, la contra-visión (falta de fe objetiva) que ellos guardaban en su corazón, lo que hacía que sus pies caminaran hacia Canaán, pero su corazón y su mente estaban aún en Egipto. Sus mentes estaban esclavizadas al pasado. Usted no puede pretender llegar a un lugar mirando hacia atrás. Debe soltarse de los miedos y amores del pasado que le han tenido paralizado y añorando; y poner sus ojos en un modelo perfecto de fe.

No tiene nada de malo imitar la fe de los hombres de Dios, como decía el apóstol Pablo. Pero, él no solo decía…Sed imitadores de mí, sino que agregaba, como yo de Cristo. Por lo tanto, no tema si está rodeado de desierto en su vida, sólo ponga sus ojos en Jesús (Hebreos 12:2) y considere las contradicciones que Él pasó (de las cuales, sin embargo, salió victorioso) para que su ánimo no se canse hasta desmayar, como dice: Hebreos 12:3
Los privilegios que tenemos con el evangelio son más grandes que los que había bajo la ley de Moisés, aunque en sustancia se predicó el mismo evangelio en ambos Testamentos. En todo tiempo ha habido muchos oyentes que no han sabido aprovechar la oportunidad de creer; y en la incredulidad se halla la raíz de toda esterilidad. La fe del que oye, es la que activa los recursos de Dios descriptos en su Palabra.

Una triste consecuencia del descuido parcial y de una vida ambigua (Santiago 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos), vacilante y relajada es lo que, a menudo, hace que los hombres no la alcancen. Entonces, pongamos diligencia para que tengamos una entrada clara al Reino de Dios.
Como Dios terminó su obra, y entonces descansó, hará que los que creen acaben su obra, y luego disfruten su reposo. (CBMH)
Moisés se hizo viejo y murió guiando al pueblo en el desierto, habiendo cumplido otra fase del Plan de Dios para su pueblo. Por tal motivo, fue Josué por último a quien llamó Jehová para tomar posesión de la herencia (la Tierra Prometida a Abraham y a su descendencia) y llevar a cabo la fase final.

Retrospección Analítica

Muy bien mi querido lector, vamos a detenernos por un momento a analizar algunos aspectos de lo que ya hemos leído.
Primero: vemos un mentor, El Señor. (Dios es un Dios de Planes y Propósitos)
Segundo: observamos un Plan, consistente en que la gran nación que saldría de los lomos de Abraham tomaría la tierra de Canaán.
Tercero: contemplamos una visión bien definida, toda la jurisdicción de la tierra de Canaán. Tierra propia, casa propia, prosperidad. (Josué 1:3-4)
Cuarto: podemos observar una misión, que se inició con una orden…”vete de tu tierra a la tierra que te mostraré”. Una misión compartimentada: Abraham-fase uno, Moisés-fase dos, Josué-fase tres. A pesar de que entre ellos hubo algunos atemporales, pudieron hacer un trabajo de equipo porque había un plan y una visión que, como dije, los trascendía a ellos mismos.
Quinto: vemos protagonistas (realizadores), Abraham, Moisés, Josué, el Pueblo mismo de Israel (la generación joven).
Sexto: vemos fases que se cierran con metas. Dios lleva a Abraham hasta Canaán. Luego, Dios regresa de Egipto a Canaán a su pueblo por medio de Moisés. Finalmente, Dios les entrega la tierra por mano de Josué. Y aún entre estas grandes metas, subyacían metas intermedias más pequeñas que pueden observarse en todo el desarrollo histórico.


El Cocker con Defecto

lunes, 23 de noviembre de 2009

Había sido una larga noche. Nuestra Cocker Spaniel negra, Preciosa, tenía problemas al parir. Yo yacía en el piso junto a su jaula de cuatro pies cuadrados, observando cada uno de sus movimientos. Observando y esperando, en caso de que tuviera que llevarla de urgencia al veterinario.

Tras de seis horas, los cachorros comenzaron a aparecer. El primogénito fue blanco y negro. El segundo y tercer cachorros fueron de color café claro y chocolate. El cuarto y quinto también tenían manchas blancas y negras.

"Uno, dos, tres, cuatro, cinco", conté para mí mismo mientras caminaba por el pasillo a despertar a mi esposa, Judy, y decirle que todo estaba bien.

Al regresar por el pasillo de vuelta a la habitación extra, noté un sexto cachorro que había nacido y que ahora yacía por sí mismo a un lado de la jaula. Tomé al cachorrito y lo coloqué sobre el gran tumulto de cachorritos que gemían e intentaban mamar de la madre. Preciosa inmediatamente apartó al cachorrito del resto del grupo. Ella rehusó reconocerlo como un miembro de su familia. "Algo está mal", dijo Judy.

Me incliné y recogí al cachorrito. Mi corazón se encogió dentro de mi pecho cuando vi que el cachorrito tenía el labio y palatinos partidos y que no podía cerrar su hociquito. Decidí en ese momento que si había alguna manera de salvar a este animal, yo iba a darle mi mejor esfuerzo.

Tomé el cachorrito, fui al veterinario y me dijo que nada podía hacerse a menos que estuviésemos dispuestos a invertir como mil dólares para intentar corregir el defecto. Nos dijo que el cachorrito moriría principalmente porque no podía chupar. Tras regresar a casa, Judy y yo decidimos que no podíamos darnos el lujo de invertir esa cantidad de dinero sin recibir algún tipo de seguridad del veterinario que el cachorrito tendría una posibilidad de vivir. Sin embargo, eso no me impidió comprar una hipodérmica y alimentar al cachorrito a mano, lo que hice cada día y noche, cada dos horas, por más de diez días. El cachorrito sobrevivió y aprendió a comer por su cuenta siempre y cuando fuese comida suave enlatada.

La quinta semana coloqué un anuncio en el periódico y, en una semana, teníamos gente interesada en todos los cachorritos, excepto en el que tenía la deformidad. Una tarde fui a la tienda a recoger unos pocos abarrotes.

Al regresar pude ver a la vieja maestra jubilada que vivía al otro lado de nuestra calle, haciéndome señas. Había leído en el periódico que teníamos cachorritos y se preguntaba si podría obtener uno para su nieto y su familia.

Le dije que todos los cachorritos habían hallado hogares pero que mantendría mis ojos abiertos por si alguien más tenía Cocker Spaniels disponibles. También mencioné que si alguien cambiaba de opinión, le dejaría saber. En cuestión de días, todos excepto uno de los cachorros habían sido recogidos por sus nuevas familias. Esto me dejó con un Cocker café claro además del cachorrito con el defecto.

Pasaron dos días sin que oyésemos nada de parte del caballero al que le habíamos prometido el cachorrito café claro. Le telefoneé a la maestra y le dije que me quedaba un cachorrito y que era bienvenida a verlo. Me dijo que recogería a su nieto y que vendría como a las ocho de la noche. Esa noche, como a las siete y media, Judy y yo estábamos cenando cuando oímos a alguien tocando a la puerta del frente. Cuando abrimos la puerta, el hombre que había solicitado el cachorrito café claro estaba allí.

Entramos, arreglamos los detalles de adopción y le entregamos el cachorrito. Judy y yo no sabíamos que haríamos o diríamos cuando la maestra se apareciese con su nieto.

Exactamente a las ocho de la noche, el timbre de la puerta sonó. Abrí la puerta y allí estaba la maestra con su nieto junto a ella. Le expliqué que el hombre había venido por el cachorrito después de todo y que no quedaban cachorritos. "Lo siento, Jeffery. Hallaron hogares para todos los cachorritos", le dijo a su nieto.

Justo en ese momento, el cachorrito que quedaba en el dormitorio comenzó a gemir. "¡Mi cachorrito! ¡Mi cachorrito!" gritó el niñito al salir corriendo de atrás de su abuela.

Casi me desmayo cuando me di cuenta de que el niñito también tenía el labio y palatino partidos. El niño me pasó al lado tan rápido como pudo, yendo por el pasillo hasta donde estaba el cachorrito seguía gimiendo. Cuando nosotros tres llegamos a la habitación, el pequeñín sostenía al cachorrito en sus brazos. Miró a su abuela y dijo: "Mira, Abuela. Ellos hallaron hogares para todos los cachorritos excepto para el bonito y se ve justo como yo".

La maestra se volteó a nosotros: "¿Está disponible este cachorrito?" "Sí", le contesté. "Ese cachorrito está disponible".

El niñito, que ahora abrazaba al cachorrito, agregó: "Mi abuela me dijo que este tipo de cachorritos son realmente caros y que tengo que cuidarlo bien". La dama abrió su bolso, pero yo me le acerqué y aparté su mano de manera que no pudiese extraer su billetera. "¿Cuánto piensas que cuesta este cachorrito?" le pregunté al niño. "¿Cómo un dólar?" "No. Este cachorrito es muy, muy costoso", contestó él.

"¿Más de un dólar?" le pregunté. "Me temo que sí", dijo su abuela. El niño se quedó de pie abrazando al cachorrito contra su mejilla. "No podemos venderlo por menos de dos dólares", dijo Judy, apretando mi mano. "Como dijiste, es el bonito".

La maestro sacó los dos dólares y se los entregó al muchacho. "Es tu perro ahora, Jeffery. Tú, págale al hombre". Todavía abrazando al cachorrito con fuerza, el niño me entregó el dinero orgulloso. Cualquier preocupación que tenía sobre el futuro del cachorrito se fue.

Todavía mantengo la imagen del niñito y su cachorrito. Creo que debe ser un sentimiento maravilloso para todo jovencito el mirarse al espejo y ver nada más excepto al "bonito".

Roger Dean Kiser,

Cuando los demás nos rechazan, Dios abre sus brazos para recibirnos, porque para él valemos mucho.

Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado,el SEÑOR me recogerá.
Salmos 27:9

Dios edifica a Jerusalén; A los desterrados de Israel recogerá. Salmos 147:10

Como pastor apacentará su rebaño,en su brazo recogerá los corderos,y en su seno los llevará;guiará con cuidado a las recién paridas.
Isaías 40:11

Mayor Gracia

sábado, 21 de noviembre de 2009

Una mañana, cuando nuestra nieta Julia estaba bien pequeña, ella y su abuelita estaban leyendo la Biblia juntas. Llegaron al conocido versículo que dice: "Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios" (Romanos 3:23).

Julia de repente saltó del sofá y corrió para buscar la Biblia gastada y marcada de mi padre que yo conservo sobre un estante en mi oficina y que le había mostrado esa misma mañana. "Es muy vieja" -le dije solemnemente.

Ella tomó la antigua Biblia en su mano, corrió de vuelta hacia su abuelita, y emocionada buscó Romanos 3:23 y le leyó: "Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios."

"Sí -dijo triunfante- ¡dice lo mismo en esta también!"

El pecado ha estado con nosotros desde antaño y estará con nosotros mientras vivamos en esta tierra. Pero hay algo más antiguo que el pecado, algo que dura más que él. Según la escritora de himnos Julia Johnston, es la "maravillosa gracia de nuestro amante Señor, gracia que excede nuestro pecado y nuestra culpa". El himno concluye diciendo: "Gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que perdona y limpia por dentro; gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que es mayor que todo nuestro pecado."

¿Has recibido la gracia de Dios? -DHR

Romanos 3:23-24
Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.




Periodista Solo de Día

viernes, 20 de noviembre de 2009

Según una orden emitida la semana pasada el gobierno de Irán del Presidente Mahmud Ahmadinejad, las mujeres periodistas de la agencia IRNA y del Diario Irán-ambos adscriptos al Ministerio de la Cultura- deberán regresar a sus casas antes de las seis de la tarde por la "necesidad de su efectiva presencia en la familia, para desarrollar su sensible de deber en la educación de los hijos.

Por lo menos el gobierno Iraní está pensando en la necesidad de no permitir que las mujeres que trabajan en el periodismo en el Ministerio de Cultura sean desprendidas del hogar.

Sin embargo, necesitamos recordar como padres, que es responsabilidad nuestra incluir en nuestra agenda el tiempo necesario para compartir con los hijos. NO tenemos que esperar que alguien saque una ley para eso. Muchos están sacrificando el tiempo tan vital que le pertenece a los hijos, por gastarlo desesperadamente en el trabajo, los amigos o quizá al llegar en casa aislarnos en la TV, sin aprovechar esos minutos tan valiosos que para los hijos les devuelven la sensibilidad.

Salmos 36:7
¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

Salmos 103:13
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.

Salmos 127:3
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.




¿Está Dios encendiendo sus lámparas?

martes, 17 de noviembre de 2009

"Una calurosa tarde de verano, se cubrió el cielo repentinamente de negras nubes y pronto el vívido resplandor de los relámpagos anunciaba una tempestad que se aproximaba. Retumbó el trueno en las alturas y el relámpago en zigzag resplandecía con siniestro brillo.

La señora Moreno estaba en pie al lado de la cama de su niñito de cinco años, que estaba observando cómo los relámpagos jugueteaban alrededor de su cama.

Como los relámpagos se sucedían uno tras otro, la señora se puso temerosa; entonces su niñito se volvió a ella, y mirándola con sus grandes ojos azules, le dijo: "¿Verdad que es brillante, mamá? ¿Está Dios encendiendo sus lámparas?"

El corazón de la madre se enterneció con la pregunta del niño, y todo temor la abandonó; reconoció que era Dios en verdad el que permitía la tempestad, y que él podía proteger a sus hijos en medio de ella. La confianza de su hijito había reprendido sus temores.

La fé de un niño puede enseñarnos que realmente Dios nos cuida. Los adultos somos propensos al temor mientras un niño puede descansar tomado de la mano con Dios. Que hoy podamos confiar en Dios como un niño.

Salmo 131:1-3
En verdad que me he comportado y he acallado mi alma Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma.

Marcos 10:15
Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.



Carta A Un Pastor Que Me Escribió Acerca De Sus Fracasos. (Tercera y Ultima Parte).

Amado Pastor,

Por último, y aunque usted no me escribió nada sobre esto, quisiera mencionarle alguna otra situación en la que se vio envuelto Giezi como producto de sus debilidades anteriores y que creo, sin querer ofenderle por eso, que usted también la está viviendo. Tiene que ver con la pérdida de la confianza en la providencia de Dios.

El Diccionario de la Lengua Española define la palabra providencia como: “Disposición anticipada o prevención que mira o conduce al logro de un fin”. Aplicando esto a la acción divina, podríamos establecer que: “La Providencia de Dios tiene que ver con todo aquello que el Señor ha dispuesto desde la eternidad, anticipadamente, a fin de que todos sus deseos se cumplan perfectamente”. O como lo expresa la Confesión De Fe De Westminster: “Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por Su más sabia y santa providencia…”. Pero aunque todo esto es una gran verdad, hermano, sucede que muchas veces, como siervos del Señor, no podemos realizar bien Su obra pues no confiamos en que Él tiene pleno control y autoridad sobre Su creación.
Examinemos el caso de Giezi: un hombre le llevó a Eliseo veinte panes de cebada. Este encargó a su siervo que los repartiera entre los hijos de los profetas, que eran cien hombres. Ahora bien, Giezi, que acababa de ver cómo Eliseo había realizado un extraordinario milagro, no fue capaz de creer que Dios también podía multiplicar el pan y satisfacer su necesidad material. Fue necesario que se escuchara la voz de Eliseo:

“Da a la gente para que coma, porque así ha dicho El Señor: Comerán y sobrará”. (2 Reyes 4:43)

Así también es necesario que nosotros los pastores creamos que el Señor suplirá para todas nuestras necesidades, para nuestras familias, para nuestros ministerios, para nuestras necesidades personales. Si no tenemos la capacidad de comprender y confiar en la providencia de Dios, serán muy pocas las cosas que podremos conquistar y obtener. Y eso, amado pastor, es lo que deseo que usted considere seriamente. Usted debe confiar plenamente en el hecho de que el Señor es su Pastor, y que nada le faltará. Que a pesar de las muchas fallas y necesidades espirituales que tiene en estos momentos, Él es fiel para suplir todo aquello que le haga falta. Que a pesar de sus errores y fracasos, Él desea socorrerlo y ayudarlo. Qué Él no suple sus necesidades porque usted tenga un buen comportamiento. No depende de usted. En realidad, no puede hacer nada para merecer la bendición de Dios. Él lo bendice porque es amor, lo bendice por Su gracia y por Su misericordia. No por los méritos que usted crea poseer.

Percibo, y siento una cierta seguridad al respecto, que el Señor está tratando de hacer algo en y a través de su ministerio, pero usted no se ha dado cuenta de ello. Generalmente, cuando atravesamos estas situaciones difíciles, es porque el Señor, que nos ha llamado a Su servicio, desea perfeccionarnos. No se trata simplemente de que tengamos debilidades y fallas, sino de algo más importante aún: que el Señor nos está perfeccionando para encomendarnos responsabilidades más grandes y delicadas. Usted tal vez me objete diciendo: “Eso no tiene sentido. No tiene sentido llamar a alguien imperfecto, que ha demostrado abiertamente su incapacidad, para que realice tareas superiores a aquellas en las cuales ha fallado”. Y yo le respondería que no solamente no tiene sentido, sino que tampoco tiene explicación. Por eso no gastaré muchas líneas tratando de explicarle mi razonamiento. Muchas veces también yo me he preguntado porqué el Señor me escogió para una labor tan sagrada, como la de ser pastor de Su rebaño, teniendo tantas imperfecciones, y no he podido obtener una respuesta apropiada. Sin embargo, al mirar detenidamente a Giezi algunas cosas comienzan a cobrar sentido para mí.

En realidad, humanamente no hay explicación para el hecho de que Eliseo, un hombre tan lleno de fe, pudiera haber escogido a Giezi como su siervo. Era más un obstáculo que una ayuda, era más un problema que un aporte a la solución de sus necesidades como profeta. Solamente pensar en el extraordinario amor de Dios puede resolver toda nuestra duda. La ausencia, en la vida de Giezi, de cualidades tan importantes como la sensibilidad espiritual y la sensibilidad humana, el poder y la capacidad espiritual, la profunda e íntima comunión con el Señor, el discernimiento espiritual y la fe y confianza en Dios para creer que Él es nuestro sustento en medio del servicio que le rindamos, es decir, la completa seguridad de que Él se encarga de todas nuestras necesidades, trajo como consecuencia la manifestación de cualidades antitéticas.

Es por todos conocidos el incidente en el cual Giezi se llenó de avaricia y mintió para obtener ciertos bienes materiales de manos de un General del ejército del rey de Siria llamado Naamán. Y esto también debe hacernos reflexionar a los siervos del Señor: ¿Existe en nosotros un afán desmedido por la posesión de bienes materiales y riquezas? ¿Hemos caído en el desenfreno actual de considerar la posesión de bienes materiales como indicador de nuestra espiritualidad? ¿Pensamos que el no hacer énfasis en este aspecto es una especie de tontería que caracteriza a ciertos obreros cristianos? ¿Estamos sintiendo una fuerte inclinación hacia la satisfacción de deseos lujuriosos y sensuales? ¿Sentimos que la plataforma de nuestra integridad está a punto de derribarse?
A pesar de cualquier respuesta personal a cada una de estas preguntas, apreciado hermano pastor, lo cierto del caso es que podemos establecer una correlación entre las cualidades mencionadas anteriormente y la corrupción moral y espiritual en cualquiera de sus manifestaciones. Y en este punto quiero caminar con mucho cuidado al escribirle, pues no quiero que me malentienda. Esa correlación de la cual le hablo es inversamente proporcional: mientras menor sea el grado de manifestación de las cualidades esenciales del ministro cristiano, mayor lo será el de las que representan la carne y la mundanalidad. Lo inverso también es cierto.

Por eso, como consecuencia de la actitud de Giezi, el Señor hizo que se enfermara de lepra. Pero al hacer esto, Dios estaba trabajando en la restauración de un siervo a quien Él usaría de una manera especial en el futuro. Permítame explicarle:

En el capítulo 8 del segundo libro de los Reyes se narra que, pasado cierto tiempo, debido a una gran hambruna que vino sobre su país, la mujer a quien Eliseo había hecho vivir su hijo, aquella a quien Giezi trató de apartar de los pies de su señor, tuvo que abandonarlo todo e irse a vivir en la tierra de los filisteos por siete años; todo esto según el consejo que le dio el profeta Eliseo. Al cabo de esos siete años esta mujer regresó a su nación, pero venía con las manos vacías y sin un lugar propio donde morar, pues al regresar ya había perdido todas las cosas que eran suyas, todo aquello que en el tiempo de bonanza económica de su nación había poseído. Es la misma mujer que unos años antes se encontraba en amargura de espíritu por la muerte de su hijo y que, pasado cierto tiempo, se vio envuelta en una situación semejante: la pérdida de su casa y de sus tierras.
¿Le es familiar esta mujer, hermano pastor? Angustiada, decidió hablar al rey con el propósito de que este la ayudara, pero cuando llegó ante la presencia del monarca, este se encontraba hablando… ¡Con Giezi! Y me imagino que al entrar a ese recinto vinieron en rápido galope a su pensamiento los tristes recuerdos del pasado; recordó aquella oportunidad cuando llena de angustia llegó con un problema ante Eliseo mientras que ese hombre llamado Giezi, ese siervo incapacitado a quien ahora volvía a tener frente a sí, trató de apartarla del lado de quien representaba su única ayuda. Quizás recordó la insensibilidad de Giezi y su falta de misericordia. Quizás recordó la dureza de su corazón y la frialdad de sus sentimientos.
Y ahora la historia parece repetirse: la misma mujer, otra vez en problemas; el mismo hombre: Giezi. Me imagino que al ver nuevamente a este la mujer pensó: “¡Oh!, no. Este hombre otra vez”. Pero aunque esta escena está conformada por los mismos actores y situaciones: la misma mujer, una similar situación de necesidad, un hombre que puede ayudar (antes Eliseo, ahora el rey) y un siervo llamado Giezi, lo cierto del caso, pastor, es que este último, en el aspecto espiritual, no es el mismo hombre que la mujer conoció años atrás.
El tratamiento del Señor le había capacitado para ser un buen siervo, transformando su espíritu insensible y llenándolo de posibilidades. Dios le permitió hablar con el rey para que le contara las maravillas hechas por Eliseo; y cuando la mujer entró al lugar donde estaban ellos hablando, se oyó la voz de un Giezi renovado que, emocionado y sorprendido, le dijo al rey:

“Rey señor mío, esta es la mujer”. (2 Reyes 8:5)

Y fue esa acción de Giezi, fueron esas palabras y esa actitud, el medio que el Señor utilizó para beneficiar a la mujer que sufría, pues el rey, movido por el informe del otrora siervo inútil, hizo que le devolvieran todas las cosas que en el pasado fueron suyas. Un Giezi transformado fue el instrumento usado por Dios para ayudarla. El que antes fue incapaz, el insensible, el que no pudo resucitar a su hijo, el que fue dejado afuera mientras Eliseo oraba, el que ni siquiera era capaz de preparar un plato de comida para su señor, el que no tenía fe, ese, llegó a convertirse en un instrumento útil en las manos de Dios. ¿Lo ve usted, hermano?
Usted que me cuenta sus sinsabores e incapacidades, usted que me escribe con toda la sinceridad que cabe en su corazón acerca de los sentimientos de frustración y pocas esperanzas con respecto a su ministerio, a usted le digo que aún tiene posibilidades; que Dios, al igual que lo hizo con Giezi, también transformará poco a poco su vida y renovará su ministerio dándole nuevas oportunidades. Al igual que Giezi, usted también necesita urgentemente ser tratado, capacitado, ungido y sensibilizado por el Señor. Eso es todo lo que le está ocurriendo. Y aunque quizás no lo entienda, me alegro por la situación que ahora atraviesa sabiendo que un nuevo pastor está siendo formado en las manos del Todopoderoso. Mantenga esa actitud de reconocimiento de su propia incapacidad ante Dios y yo me comprometo a orar por usted pidiendo que Él le llene de las cualidades que necesita para realizar bien Su obra. Él es amor y siempre nos da nuevas oportunidades. Él perfecciona a Sus siervos.

Sin más que escribirle por ahora, y agradeciendo la confianza que en mí ha depositado al abrirme su corazón, me despido de usted esperando tener nuevas y buenas noticias.

Carta A Un Pastor Que Me Escribió Acerca De Sus Fracasos. (Segunda Parte).

domingo, 15 de noviembre de 2009

Amado Pastor Continuo con la Segunda Parte de mi Respuesta.
Pero además, me escribe usted amado pastor, acerca del poco poder espiritual que experimenta y de lo débil e incapaz que siente algunas veces.

“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y son muchas las veces que no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”.

Y al leer esto vuelvo a detener la lectura para pensar en la vida de Giezi. ¿Recuerda a este hombre recibiendo aquel delicado y urgente encargo de parte de Eliseo: tomar el báculo del profeta y ponerlo sobre el rostro de un niño muerto con la intención, lógicamente, de que este reviviera? Sin embargo, notamos a un Giezi incapaz que, frustrado, se devuelve hacia su señor para decirle con cierto aire de derrota:

“El niño no despierta”. (2 Reyes 4:31)

En otras palabras, “No pude hacer lo que tú esperabas que yo hiciera”, o: “Sé que debí haberle resucitado, pues sino tú no me hubieras enviado para tal fin, pero lamento decirte que no pude representarte dignamente”. ¡Cuántas veces nos falta el mismo poder! ¡Cuántas veces hemos repetido las mismas palabras!
Sé que muchas personas no están de acuerdo conmigo al respecto y expresan muchos reproches contra esta última exclamación, pero también sé que ellos no podrán engañar a Dios. No importa cuán poderoso se sea, siempre habrá momentos cuando no podemos hacer nada. Todo depende de Dios, no de nosotros. Por eso, créame que le entiendo perfectamente cuando expresa:

“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y la mayoría de las veces no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”

Por eso debe usted siempre recordar que servir al Señor debe llevarnos a postrarnos delante de Él y pedirle que nos llene de Su unción para poder servirle con efectividad.

Pero además, me escribe usted unas palabras que me entristecen:

“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.

Quizás sea por eso que considero la historia de Giezi tan apropiada para ser leída por cada ministro que se encuentra en la situación que se encuentra usted ahora. Es por eso que he decidido contestarle utilizando las vivencias de este “casi desconocido” hombre de Dios. Quisiera recordarle el siguiente hecho: cuando Eliseo escuchó el informe negativo entregado por Giezi, fue hasta la casa donde estaba el niño muerto. Luego se dirigió hacia su cama e hizo algo que todo ministro del Señor debe considerar cuidadosamente:

“Cerró la puerta tras ambos”. (2 Reyes 4:33)

Es decir, dejó a Giezi afuera. Por alguna razón no consideró conveniente que su siervo estuviera junto a él mientras ministraba al niño muerto; no permitió que estuviera a su lado mientras, por medio de sus dones proféticos y salutíferos, vería descender la luz de la gloria divina sobre la habitación donde se encontraba. ¿Se imagina usted ese cuadro? ¡Cuán glorioso debe haber sido!
Un hombre ungido por Dios realizando una serie de actos que, a los ojos de cualquiera que no comprendiera los designios divinos no serían otra cosa que una suerte de ritos mágicos. Y, sin embargo, para nosotros los que creemos en Su nombre, era la sublime manifestación de la gloria de Dios descendiendo sobre los hombres. ¡Y Eliseo decidió dejar a su siervo afuera!
¿Ha pensado usted, amado pastor, lo que sintió Giezi en ese momento? Déjeme expresarle lo que pienso yo: creo que sintió exactamente lo mismo que usted está sintiendo ahora. Eso fue lo que sintió. Eso fue lo que experimentó. Se sintió desechado, desestimado, con poco valor.

¡Qué diferente es, por ejemplo, el caso cuando Elías y su siervo Eliseo pasaron el Jordán!, ¿Recuerda? En esa oportunidad el profeta Elías golpeó las aguas del río con su manto en presencia de su siervo Eliseo y este vio una demostración del obrar de Dios a través de su señor. Pero Giezi no estaba en condiciones de ver actuar a Eliseo. No reunía las condiciones para servirle en un caso como ese. Y me pregunto: ¿Cuántas veces el Señor, a causa de nuestra incapacidad, debe dejarnos afuera? Siento profunda tristeza sólo al pensar que algún día el Señor me diga: “Hoy no puedes entrar conmigo”; y que yo le respondiera: “Señor, pero ese es mi oficio, servirte para que Tú hagas Tu obra”, y que por toda contestación escuche: “Sí, pero no estás en condiciones de estar en este altar”. Sería un día muy triste para mí. Y esa tristeza que me embarga se debe, amado hermano pastor, a que ya lo he experimentado y sé de qué se trata. Por eso comprendo lo que se siente al decir lo que usted me dijo:

“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.

Además, me escribe usted acerca de algunos problemas que está enfrentando debido a ciertas confusiones doctrinales que han surgido en su congregación; me explica que como consecuencia de todo esto han surgido divisiones y pérdidas dentro de ella. Bueno, según parece, no es tanto usted el confundido como la Iglesia que pastorea, pero, a final de cuentas, usted es el responsable de ella. Me dice que todo comenzó cuando un grupo de hermanos de su Iglesia se reunió para estudiar los escritos de cierto hermano que predicaba doctrinas muy renovadas y ungidas. Y usted no le prestó mucha atención a ese hecho.

“Cuando traté de hacer algo ya era demasiado tarde, muchos hermanos estaban intoxicados”.

Esto último no me extraña. Es cosa común desde tiempos antiguos. Lo que sucede es que este problema parece que se multiplica aceleradamente en estos últimos tiempos.

En una oportunidad Eliseo le dijo a Giezi que preparara alimentos en una olla grande para los hijos de los profetas. Pero ocurrió que alguien salió al campo y encontró unas especies de calabazas silvestres que eran venenosas y las rebanó en la olla pues no sabía lo que eran. Ahora bien, hermano pastor, la responsabilidad de la preparación de esa comida recaía sobre el siervo de Eliseo. Esta responsabilidad incluía, entre otras cosas: la selección del menú, los elementos que formarían parte de él, las personas que trabajarían en el proceso de preparación de los alimentos, el tiempo que duraría el mismo, el cuidado de su elaboración y la supervisión general de la obra.

Quizás haya sido porque le pareció algo simple, sencillo y rutinario, que Giezi descuidó algunos aspectos del proceso de elaboración del alimento; pero llama la atención el hecho de que su actitud se asemeja mucho a la asumida por muchos de nosotros (pastores, maestros y otros líderes de la Iglesia de Cristo) al descuidar algo tan neurálgico y sagrado como lo es la alimentación espiritual de los creyentes bajo nuestra responsabilidad. Una de nuestras tareas básicas es supervisar y tener cuidado de la preparación del alimento de las ovejas del Señor. Si descuidamos esto todos sufriremos grandes pérdidas. Y creo que eso es lo que le está sucediendo a usted: descuido la alimentación espiritual de las personas puestas bajo su responsabilidad.
Terminare mi larga Respuesta en la próxima entrega.

Carta A Un Pastor con Sequía Espiritual. (Primera Parte)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Muy apreciado y siempre recordado pastor

Con gran alegría, y no sin cierta preocupación, he leído la carta que ha llegado a mis manos la pasada semana. Había estado deseando tener noticias suyas y por fin mi deseo ha sido cumplido para terminar, en parte, con esa profunda preocupación que siempre me produce su ministerio.
Según percibo de lo que se desprende de sus comentarios, usted concibe la vida de un pastor como algo totalmente diferente a la vida de otros cristianos; y eso me preocupó en cierta medida por la salud de su servicio al Señor. La vida de un ministro del altar no es del todo diferente a la vida de otros hombres de fe. Es cierto que debemos enfrentar mayores desafíos y que tenemos mayores responsabilidades, pero ni el peso de los primeros ni las preocupaciones que engendran las segundas nos eximen de las vivencias áridas y estériles que muchas veces tiene que experimentar todo hijo de Dios. Por eso, el ser renovados constantemente es un mandato para todos los que creemos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, incluyéndonos los pastores; y eso, aun cuando muchas veces ni las circunstancias, ni las más íntimas fibras espirituales parecieran sernos favorables para la consecución de tal fin.
Me ha escrito usted algunos comentarios relacionados con mi última carta y me alegra saber que esta le ha resultado beneficiosa. La alegría que me produce esa noticia ahoga, en cierta manera, la inquietud que me produjo leer acerca de esa “Muy profunda esterilidad ministerial” de la cual me habla en su último escrito.
Aunque, a decir verdad, esperaba que me escribiera usted algún día sobre ese aspecto. No conozco ningún cristiano, incluyendo a los líderes y a los ministros, que alguna vez no haya experimentado un profundo sentido de sequía espiritual y esterilidad en su ministerio.
Todo verdadero hombre de Dios ha expresado alguna vez las mismas frases que me ha escrito usted:

“Tantas veces le he pedido perdón al Señor pues sé que no estoy llevando ante su altar el fruto que de mí espera… Él ha visto mi esfuerzo y mi dedicación y, sin embargo, ha visto también el fracaso que ha seguido a mis esfuerzos… Me siento vacío, estéril… ¡Si Él me renovara! ¡Si Él me hiciera reverdecer!

Al leer esas líneas, nuevamente he llegado a la conclusión de que pude, perfectamente, haber firmado esa carta suscribiendo así cada uno de sus pensamientos, cada sentido de sequía y esterilidad, y cada deseo de reverdecimiento y de renovación que hay en su corazón.
Es por eso que decidí responderle escribiéndole acerca de un episodio bíblico que ha sido como un bálsamo para mi corazón herido cada vez que me he visto envuelto en semejantes circunstancias.
Trate de recordar ahora un poco la vida de Aarón. No es cosa difícil la que le pido. Al hacerlo, casi todos evocamos la figura de ese extraordinario hombre de Dios, sirviendo de intérprete a su hermano Moisés, hablando a Faraón y diciéndole que dejara libre al pueblo de Israel, o echando su vara delante de Faraón y de sus siervos mientras esta se convertía en una serpiente, o levantando las manos de su hermano Moisés mientras este oraba en la cumbre de un monte.
Tal vez también recordemos sus momentos menos radiantes; como aquella ocasión cuando al notar que su hermano tardaba en descender del monte en medio del cual Dios le hablaba, aceptó la propuesta de un pueblo inclinado al mal que le pidió que les fabricara dioses que fueran delante de ellos. E inevitablemente recordamos que de no haber sido por la intercesión de Moisés, Dios le habría destruido.
Por eso quiero escribirle acerca de ese hombre; porque su vida esta tejida con hilos blancos y con hilos negros, con hilos de oro y con hilos de barro. Es tan real, tan cercano a nosotros. Su vida se encuentra tan lejos de esa falsa “perfección” que quieren aparentar muchos líderes modernos. Es tan espiritual y tan humano, tan santo y tan lleno de equivocaciones, que su vida nos seduce, nos atrae, nos arrastra como un río, hacia un mar de inspiración, de consuelo y de aliento.
¿Recuerda usted la actitud de Coré, Datán, Abiram y On contra este hombre? En Números 16:3, la Biblia lo expresa así:

“Y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?”

Aarón fue un hombre desestimado. Coré, Datán, Abiram y On, así como aquellos que le seguían, no apreciaron los sanos propósitos de su corazón. Realmente no eran suyos, eran los propósitos de Dios. Aarón solamente los interpretaba, los asumía, los aceptaba. No fue suya la idea de ser un líder en medio de su pueblo, sino de Dios cuando dijo a Moisés:

“Mira, yo te he constituido dios para faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel”. (Éxodo 7:1-2).

Por eso, Aarón asumió esa posición y realizó esa misión. Fue una misión impuesta por Dios. Por eso, Aarón no sólo asumió y aceptó esos propósitos en su vida, sino que se presentó con ellos delante de toda una nación y los defendió. Eso fue lo que nunca entendieron sus adversarios. Lo juzgaron mal; lo desestimaron, lo deshonraron delante de todos. Aarón fue un hombre desestimado. En opinión de muchos, otros tenían gran valor, Aarón no. Él tenía la Palabra de Dios, el deseo de Dios, la voluntad de Dios, el propósito de Dios. El pueblo, sin embargo, lo desestimó.
¿Recuerda usted, hermano, cómo reaccionó Aarón? Déjeme recordarle: bajo la más completa indefensión. No alzo su voz, no trató de aclarar nada, no levantó su mano, no discutió, no argumentó. Su hermano menor, viendo tal situación, dijo a sus detractores:

“… Pues Aarón, ¿Qué es, para que contra él murmuréis? (Números 16:11).

Y después, volviendo el pueblo a levantarse en contra de Moisés y en contra de Aarón, la gloria del Señor descendió sobre Su tabernáculo y dijo Dios:

“Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento”. (Números 16:45).

¿Recuerda lo que sucedió entonces? Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros. Y Moisés le dijo a Aarón:

“Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado”. (Números 16:46).

Y entonces vemos a este hombre humilde y desestimado ejerciendo un ministerio sublime y lleno de gloria. Quizás pocas veces en la Biblia se menciona algo parecido a lo que este hombre hizo en esta oportunidad. Me parece verlo con su humilde figura y el incensario en su mano derecha avanzar en medio de las sombras de la muerte. Creo ver la luz de su incensario y el blanco humo que sube de él para apaciguar la ira de Dios. Le veo llorar al ver morir a su pueblo, ese pueblo que le ha humillado, desestimado y ofendido. Casi puedo escuchar su voz como un gemir delante de Dios intercediendo por la nación. Él, que no era digno según ellos, era el único que podía interceder por ellos ante Dios. A veces grita, al tiempo que agita su mano, desesperadamente, esparciendo el santo humo que puede salvar a sus enemigos. A veces, impresionado al ver tantos muertos juntos, a su alrededor, inclina su rostro y ora. Y entonces, lentamente, la muerte comienza a alejarse de él y de su pueblo. A la distancia, el furor parece despedirse definitivamente y él queda sólo entre los suyos. Baja el incensario, se deja caer, exhausto, sobre la tierra. No escucha a nadie, no escucha los gemidos de los que han quedado vivos para enterrar a sus muertos, no escucha el llanto y los gritos de dolor y quebrantamiento. Sólo sabe que en verdad Dios le ha escogido. Sólo sabe que él es el sacerdote escogido por Dios.
En la próxima oportunidad seguiremos platicando sobre esta en la Segunda Parte.
Afectuosamente, su amigo,


El rey sin dientes

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un adivino para que interpretase su sueño.

"¡Qué desgracia, mi Señor!" exclamó el adivino, "cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad".

"¡Qué insolencia!" gritó el Sultán enfurecido, "¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!" Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro adivino y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada... ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes!"

Iluminóse el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del primer adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

"Recuerda bien, amigo mío", respondió el segundo adivino, "que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse".

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma conque debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

Que refrene su lengua de hablar el maly sus labios de proferir engaños. Sal 34:13

La boca del justo imparte sabiduría,y su lengua emite justicia.Sal 37:30

Su propia lengua será su ruina,y quien los vea se burlará de ellos. Sal 54:8

El perro jefe

lunes, 9 de noviembre de 2009

Entre los perros que arrastran los trineos de los esquimales existe una muy notable serie de reglas sociales. En realidad, estas reglas son muy parecidas a las de los lobos, con quienes esos perros están íntimamente emparentados. Cada jauría es solidaria con su jefe y con los demás miembros de ella.
Su territorio lo determina el domicilio del esquimal que los alimenta. Puede ser que no sea más grande que el patio del esquimal, pero la jauría lo defiende vigorosamente de todo intruso y de todo miembro de otras jaurías.
Algo interesante ocurre cuando el perro jefe y uno de sus subalternos son sorprendidos en el territorio de otra jauría. Esto, naturalmente, puede ocurrir por accidente. Pero si un perro jefe y uno de sus subalternos mientras cruzan el territorio de otra jauría, los miembros de esta los persiguen fieramente para expulsarlos. En ese caso, los dos intrusos corren a toda velocidad en dirección de su territorio, mientras los dueños de casa van en su persecución. Tan pronto como los perros que huyen cruzan el límite que separan los territorios, suceden dos cosas:

Primero, la jauría perseguidora se detiene y ladra furiosamente como si dijera: " Que esto les sirva de lección. Que no los volvamos a ver por aquí, porque si los vemos les va a ir muy mal".

Segundo, el perro jefe de los dos que escapaban, se vuelve hacia su compañero y lo castiga severamente como si él tuviera toda la culpa. Los pelos y la piel del pobre perro subalterno saltan por todos lados mientras el jefe descarga su fastidio sobre su compañero de menor jerarquía.
Es tan fácil que nosotros también actuemos como estos perros cuando se nos sorprende haciendo algo que no debiéramos hacer. En lugar de aceptar los hechos y limitarnos a pedir disculpas para olvidar el asunto enseguida, le echamos la culpa a la hermanita, el perro o al amigo.
La próxima vez que nos sintamos molestos por algo que estamos haciendo, recordemos los perros esquimales y tratemos de no imitarlos.
" Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: " Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos". Marcos 9:35

La ostra

sábado, 7 de noviembre de 2009

Había una vez una ostra cuya historia cuento, que halló que algo de arena se había metido en su concha. Era tan solo un grano, pero le produjo gran dolor ya que las ostras tienen sentimientos aunque sean tan simples.

Ahora, ¿minimizó ella las ásperas labores del destino que la llevó a tan deplorable estado? ¿Maldijo al gobierno, reclamó elecciones, y demandó que el mar debió haberle brindado protección?

No, se dijo a sí misma mientras yacía en una concha, ya que no puedo removerla, intentaré mejorarla. Ahora los años han pasado, como los años siempre lo hacen. Y llegó a este su destino final: un guisado.

Y el diminuto grano de arena que tanto la había molestado era un hermosa perla preciosamente radiante. Ahora el cuento tiene una moraleja, ya que ¿no es maravilloso lo que una ostra puede hacer con un bocado de arena?

¿Qué no podríamos hacer si tan solo comenzásemos con algunas de las cosas que nos molestan?

Autor Desconocido

Las pruebas que Dios permite en nuestras vidas siempre llevan el propósito de ayudarnos a enfocarnos más en Él y aferrarnos a Su provisión.

Cuando esto hacemos, lo que una vez parecía trágico, se convierte en una experiencia de crecimiento personal que no sólo aclara cada vez más el propósito para el cual fuimos creados y puestos en esta vida sino que también nos permite ayudar a otros en el camino.

¿Por qué no dejar de quejarnos, entonces, y más bien darle gracias a Dios por Su providencia y provisión?

Adelante, hagamos buen uso de las pruebas que vienen en nuestra dirección y que Dios les continúe bendiciendo.

Raúl Irigoyen

Y el Señor le respondió: Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo. Exodo 33:19.

Yo sé, mi Dios, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud. Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y he visto con júbilo que tu pueblo, aquí presente, te ha traído sus ofrendas. 1 Crònicas 29:17.

Rodeado, pero no vencido

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sabremos si nuestra actitud está en el carril apropiado cuando seamos como el modesto hombre de negocios cuya tienda de ropa estaba amenazada con desaparecer.

La tienda de una cadena nacional se había instalado allí y había adquirido todas las propiedades de su manzana. Este hombre muy particular se rehusó a vender. «Muy bien, entonces construiremos a su alrededor y lo sacaremos del negocio», le dijeron los competidores.

Llegó el día cuando el pequeño comerciante se encontró encerrado, con una nueva tienda por departamentos rodeando por ambos lados a su pequeño negocio. Los cartelones de los competidores anunciaban «¡Gran inauguración!»

El comerciante puso un cartel a todo lo ancho de su tienda que decía: «Entrada principal».

Los grandes líderes surgen cuando ocurren las crisis. En las vidas de las personas que triunfan vemos repetidamente terribles problemas que les fuerzan a levantarse por encima del promedio común.

No sólo encuentran las respuestas sino que descubren un tremendo poder dentro de sí mismas. Como el agua subterránea produce olas muy adentro en el océano, esta fuerza interior explota en una poderosa onda cuando las circunstancias parecen superarse. Entonces transpone el límite el deportista, el autor, el estadista, el científico o el hombre de negocios.

David Sarnoff dijo: «Hay mucha seguridad en el cementerio; anhelo las oportunidades».

Tomado del libro: . Actitud de Vencedor. John C. Maxwell

Siempre hay una salida frente a las crisis de la vida. La clave para encontrar la puerta de salida esta siempre en nuestra actitud. Cuál es la tuya hoy?

Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre. Sal 121:8

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. I Cor 10:13



Todo es posible

Roberta de apenas dieciséis años, fue abandonada por su esposo, obligándola a criar sola a sus dos hijos. Vivía en México, en extrema pobreza, no tenía ningún tipo de educación, pero soñaba con una vida mejor. Solo con muy poco dinero para alimentar ese sueño, se dirigió a Los Ángeles, en donde usó sus últimos siete dólares para tomar un taxi que la llevaría a la casa de un pariente lejano.

Roberta se negó a vivir de la caridad de otros. Rápidamente encontró dos trabajos como lava copas, y haciendo tortillas desde la medianoche hasta las seis de la mañana. Esto le permitió ahorrar quinientos dólares que invirtió en su propia máquina de hacer tortillas.

Con el correr del tiempo, y con mucho esfuerzo, Roberta se convirtió en la directora del mayor negocio de venta de mayorista de alimentos de México en el mundo. Y agregado a este éxito, Roberta Banuelos fue escogida personalmente por Dwight D. Eisenhower para ser la trigésimo séptima Ministra de Hacienda de los Estados Unidos.

Ella fue ejemplo de lo que Eisenhower dijo acerca de los sueños que impulsan nuestro futuro: "Tenemos éxito solamente si elegimos un objetivo predominante en la vida, en la guerra o en cualquier otro lado, y conseguir que todas las demás circunstancias se inclinen ante ese único objetivo".

El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños.

Marcos 9:23
Todas las cosas son posibles para el que cree.


El pez mariposa y el cangrejo

martes, 3 de noviembre de 2009

Los animales marinos, a diferencia de los terrestres no pueden, por si mismos, limpiarse la piel combatiendo a los parásitos.

Por ello acuden a verdaderos "centros de limpieza". En cada arrecife hay un rincón donde otros animales se encargan de esta tarea. Cada vez que un pez quiere ser limpiado se dirige a este sector y se queda muy quieto. A veces un cambio de color del pez es una clara señal de que espera un "servicio".

Este hermoso pez mariposa de largo hocico está siendo "atendido" por un camarón que se encarga de picotearle los parásitos.

En ocasiones estos camarones limpian las heridas de los peces comiéndose los tejidos muertos y facilitando la cicatrización. La audacia de los camarones llega a tal punto que se los ha visto introducirse en la boca de las morenas para limpiar su interior, mas allá de lo que podría creerse la morena no tiene ninguna actitud ofensiva sobre este pequeño limpiador, quizás su docilidad se base en el hecho de que necesita de él diariamente.

También algunos peces pequeños se encargan de la limpieza de ejemplares más grandes.

En este tipo de relación, llamada "simbiosis", los dos individuos obtienen un beneficio. El mar está lleno de hermosas historias, esta es, tan sólo una más...

Tito Rodriguez
Director Instituto Argentino de Buceo

En el diseño de Dios , él colocó tanto en los animales como en el ser humano el principio de necesidad mutua. Nos necesitamos los unos a los otros, sin embargo, el ser humano a veces demuestra si grado de orgullo al no aceptar ese principio. Nos negamos muchas veces a buscar ayuda en otro, porque creemos que si demuestro mi necesidad, entonces soy débil. La verdad es que si somos debiles y por eso necesitamos primero de Dios y luego de alguién más. Que hoy podamos admitir en que área de nuestra vida, necesitamos la ayuda del hermano. Aprendamos de los animales.

El Señor le preguntó a Caín:¿Dónde está tu hermano Abel?No lo sé respondió. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? Gen 4:9

Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él. Jueces 1:3

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Como Estoy Yendo Por La Vida Con Un Pensamiento Ganador o Perdedor... Jugando A Ganar

lunes, 2 de noviembre de 2009

“Si usted desea viajar lejos y rápido, ligero de viaje. Quítese la envidia, celos, la falta de perdón, el egoísmo y el miedo.”
Recientemente acaba de terminar el primer grupo de personas que decidieron hacer el curso Vida Extraordinaria y ha sido una gran satisfacción ver como ellos caminan hacia sus sueños.

En ese caminar una de las lecciones que aprenden es despojarse de la vida ordinaria y comenzar a vestirse de lo extraordinario. No se puede llegar a una vida extraordinaria enfocando en el pasado, se llega a esa clase vida con un gran compromiso diario de mantener la llama encendida.

Esta es la historia de un hombre que fue a la India y vio el palacio de un rey que estaba lleno de oro, que tenia cuadros preciosos, tenia gran cantidad de diferentes tipos de ornamentos muy valiosos y el estaba sorprendido por la gran prosperidad que había en ese reinado y se acerca como súbdito y le dice rey como es que tiene tanta prosperidad. Que en este palacio de 400 metros no se ve más que oro y cosas valiosas.

El rey le dice bien yo te voy a mostrar cual es el secreto de mi éxito, te voy a pedir que vayas y recorras todo el palacio. Eso si quiero que vayas con esta vela encendida, si cuando regresas después al finalizar todo tu recorrido esta vela llega apagada. Te decapito.

Al hombre le cambio su rostro, su sonrisa ya no existía. Tomo la vela y entro a recorrer el palacio con gran miedo por su vida.

Al finalizar, después de varias horas llega donde el rey y el rey lo abraza y le dice muy bien has llegado con éxito. ¿Te ha gustado mi palacio? y contesta. Solo he tenido ojos para mantener la llama encendida.

Y el rey contesta: Ese es el secreto de mi éxito, mantener la llama encendida.

Cuando buscas mantener la llama encendida, significa que buscas mantener la pasión y la pasión es el combustible que te permite viajar hacia tus sueños. Y debes saber que para mantener esa llama encendida hay que apartar las cenizas todos los días y colocar leños nuevos para que la llama no se apague.

¿Qué son las cenizas? Las cenizas representan tu pasado, el pensar que todo era mejor hace unos años. Las cenizas representa el ayer y el ayer es historia, y tu ya no puedes cambiar nada. Las cenizas representan las cosas que no te dejan crecer como la ira, la amargura, la falta de perdón, la envidia, los celos, el querer controlarlo todo, todo aquello que tienda a apagar el fuego del Espíritu. Las cenizas ensucian tu vida. ¿Cuáles cenizas pueden apagar tu pasión?

¿Qué son los leños? Los leños representan las cosas que pueden hacer que mi corazón se llene de amor, fe y esperanza. Los leños es lo que aviva mi vida hoy, no mañana porque el mañana no llega. Los leños son los que me permiten crecer y aprender, tiene que ver con el carácter: el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza. Me encanta que la biblia dice que contra tales cosas no hay ley, es decir si las practico, si las añado a mi vida voy a vivir en libertad. ¿Cuáles leños necesitas añadir a tu vida hoy?

Ahora tanto el quitar las cenizas, como añadir leños cada día no es fácil requiere trabajo, así mismo nuestros sueños requieren de esa pasión para lograrlos, requieren esfuerzo.

”Esfuérzate por ser tan fuerte que nada pueda perturbar tu tranquilidad. Por ser demasiado sabio para preocuparte, demasiado tolerante para el odio, y muy valiente para tener miedo. En resumen, esfuérzate para ser feliz.” Anónimo

¿Cómo está siendo tu viaje hacia tus sueños?
¿Estás tratando de viajar con tu pasado encima, el pasado de no puedo, el pasado de las circunstancias?

O ¿Estás diseñando tu futuro, el futuro que es posible con disciplina, desprendimiento, discernimiento?
¿Estás viviendo tu propósito?

Cuando tú descubres tu propósito tú puedes mantener la llama encendida.
Hoy es el mejor día para elegir ir tras tus sueños, para avivar la llama de tus sueños.

”Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste…” 2 Tim.1:6 (NVI)