Dios dijo eso

viernes, 4 de septiembre de 2009

Cuando mi nieto Jacob, de 8 años de edad, me visitó en el hospital, diseñó su propia tarjeta para desearme recuperación. Era un papel tieso y blanco, tamaño 81/2 x 11 pulgadas, doblado por la mitad. En el frente escribió: "Espero que pronto te sientas bien." Por dentro, en grandes letras de molde, había este mensaje:

Estaré contigo adondequiera que vayas.

No había pasaje bíblico de referencia, por lo que Jacob agregó estas palabras: "Dios dijo eso." Él quería estar seguro de que yo no esperaba que él estuviera a mi lado durante toda mi estancia en el hospital.

Esa nota adicional comunicó una verdad no intencionada y más profunda que produjo una sonrisa en mi rostro y trajo consuelo a mi corazón. El hospital puede ser un lugar solitario. Es un mundo de caras no conocidas, procedimientos médicos que se hacen por primera vez y diagnósticos inciertos. Pero es justo en ese marco adonde Dios puede aquietar un corazón ansioso y dar la seguridad de que Él irá con nosotros por todos los pasillos, todas las puertas nuevas, hacia cualquier futuro desconocido. . . sí, incluso por "el valle de la sombra de muerte" (Salmo 23:4).

Tal vez hayas tenido un revés o hayas sufrido una pérdida inesperada. Tu futuro es desconocido. Al confiar en Jesús como Salvador y Señor puedes estar seguro de esto: Él irá contigo adondequiera que vayas. Lo puedes creer. Dios dijo eso. -DJD
. . . tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. -Salmo 23:4.

. . . no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. -Josué 1:9





Juego de niños

Después que una tormenta sorpresa cubriera de nieve el Medio Oriente, una foto del periódico mostró a cuatro hombres armados sonriendo mientras construían un muñeco de nieve fuera de las maltrechas murallas de un cuartel general militar. El clima invernal también hizo que se cancelara una protesta y se retrasara un debate sobre asuntos parlamentarios de mucha importancia. Se vieron jugando en la nieve hombres con túnicas largas y mujeres con vestidos negros tradicionales y pañuelos en la cabeza. Hay algo en la nieve que saca el niño que hay en todos nosotros.

Y hay algo en el evangelio que nos llama a abandonar nuestras profundas hostilidades y sentimientos de importancia propia en favor de una humildad y una fe infantiles. Cuando a Jesús le preguntaron: "¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos?" (Mateo 18:1), llamó a un niño pequeño para que se le acercara y dijo: "Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (v.3).

Se ha dicho que la edad disminuye nuestra imaginación, esperanzas y posibilidades. Mientras más envejecemos, más fácilmente decimos: "Eso nunca podría suceder." Pero en la mente de un niño, Dios puede hacer cualquier cosa. Una fe infantil maravillada y con confianza en Dios abre la puerta del reino de los cielos. -DCM

La fe brilla más en un corazón que es como el de un niño.
. . si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. -Mateo 18:3