Tomate un tiempo

lunes, 5 de octubre de 2009

Se cuenta una leyenda acerca de un rabí de una pequeña ciudad judía. El pueblo se reunió en la sinagoga la víspera de Yom Kippur (el día de expiación), pero cuando llegó el momento de comenzar el culto más importante del año judío, no encontraban al rabí por ninguna parte.

Durante el retraso, una joven madre fue a su casa a ver cómo estaba su hijita, a quien había dejado durmiendo. Para su sorpresa, vio al rabí sentado tranquilamente en una silla, con la niña en los brazos. Había pasado por la casa de la madre de camino a la sinagoga cuando escuchó llorar a la bebé y se detuvo a ayudar. Cargó a la niña en brazos hasta que se durmió.

Hay una lección para todos nosotros en el ejemplo del rabí y en el amor de Jesús por la gente (Mateo. 9:18-26). En nuestras agitadas y ocupadas vidas, tendemos a enredarnos tanto con nuestras propias preocupaciones que perdemos el sentido de la compasión por los demás. Debemos tomarnos el tiempo para observar y responder a las personas, ya sean niños pequeños, padres o creyentes mayores que nosotros.

En algún momento en medio de las demandas que tienes , tómate el tiempo de acariciar la mano de un creyente anciano, de consolar a una madre cansada, o de acunar a un bebé hasta que se duerma. -DCE

Marcos. 9:37

El que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí..



Credito debido

sábado, 3 de octubre de 2009

En 1946, cuando el ejército de los EE.UU. develó su computadora de 30 toneladas llamada ENIAC (siglas en inglés para Integrador y Computador Numérico Electrónico), dos hombres llamados John Mauchly y J. Presper Eckert recibieron todo el crédito. Pero fueron seis mujeres tras bastidores las que hicieron funcionar la computadora.

Antes de que Mauchly y Eckert subieran a la plataforma para demostrar a ENIAC, las mujeres habían programado la compleja máquina. En ese momento no recibieron reconocimiento alguno, pero los historiadores hoy quieren darles el crédito debido.

A menudo a las mujeres no se les reconoce por sus logros y contribuciones. Y tristemente, eso también sucede en la Iglesia. Pero en Romanos 16 tenemos un ejemplo de la importancia de honrar a las mujeres que sirven fielmente. Pablo alabó a Febe porque había «ayudado a muchos y aun a mí mismo» (vv.1-2). Ensalzó a Priscila y a su esposo Aquila, los cuales arriesgaron su vida por el bien de Pablo (vv.3-4). Trifena y Trifosa eran «obreras del Señor» y Pérsida «ha trabajado mucho en el Señor» (v.12). Pablo mencionó al menos ocho mujeres por las cuales sentía un gran aprecio.

Las mujeres de fe merecen honor por su servicio a Dios y a los demás.

Eliminar la basura

viernes, 2 de octubre de 2009

Mientras iba en un auto pasé por el lado de un letrero que decía: $100 de multa por tirar basura en la autopista. Al poco tiempo vi otro letrero que decía: Basurero: 1,5 km. Poco después le pasé a un camión de basura que se dirigía a la planta de eliminación.

Se pueden hacer tres cosas con la basura: la puedes recoger, la puedes esparcir o la puedes eliminar. Algunas personas recogen basura; siempre están escuchando algún chisme selecto. Si tan sólo fueran colectores, el problema no sería tan grave. Pero estos colectores muchas veces son como las personas que arrojan basura en las vías públicas e insisten en esparcirla por la autopista de la vida. Gracias a Dios que también están los que la eliminan. Colocan los desperdicios a donde tienen que ir: en «el basurero» del olvido.

Santiago 4:11 nos dice: «No habléis mal los unos de los otros.» Si no puedes decir nada útil, no digas nada. Si escuchas un rumor dañino, colócalo de inmediato en la «bolsa de la basura». Luego ora por la persona sobre la que están hablando, así como por el que te lo dijo. No divulgues el chisme, sino elimínalo en silencio. El chisme muere pronto si no se repite.

Hoy vas a encontrar mucha basura. La puedes recoger, la puedes esparcir, o la puedes eliminar. Pídele a Dios que te ayude a hacer lo que le agrada y lo que sea útil a los demás. -Doctor M. R. De Haan