El dia de la madre

sábado, 15 de agosto de 2009

Hace veintiséis años que mi amigo del ejercito Dan y yo cargamos un Corvette 427 azul metálico con neveras portátiles bermudas y camisetas, y pasamos frente a la lúgubre fachada de la policía militar de sombrío semblante hacia la puerta principal del fuerte McClellan. Preparados con los permisos para el fin de semana y con los bolsillos llenos de billetes nuevos que habíamos recibido por la primera semana de pago en el campamento de verano del Ejercito de Reserva, nos dirigíamos a la Florida- y el ejercito era el ultimo en lo que pensábamos. Felices al no encontrar nuestros nombres en la tabla de asignación de deberes del fin de semana, decidimos que un fin de semana en la playa era precisamente lo que necesitábamos para recuperarnos de cuatro días de raciones reducidas y de mosquitos en las colinas orientales de Alabama.

Nuestro campo de verano había comenzado muy pronto aquel año. El clima de mayo había sido delicioso, y con la capota abajo y el equipo de sonido en lo alto llegamos a Birmingham y decidimos detenernos allí para llamar a nuestras madres y desearles un feliz día antes de continuar nuestro viaje hacia el sur por la autopista.

Encontré a mamá en casa y me dijo que acababa de regresar de la tienda. Por el tono de su voz, supe que estaba decepcionada de que yo no pasara aquel día especial en familia. "Que tengas un buen viaje y ten cuidado, Te echaremos de menos", dijo.

Cuando regrese al auto, por el rostro de Dan supe que el también estaba padeciendo del mismo sentimiento de culpa que me obsesionaba. Entonces tuvimos una brillante idea. Enviar flores, desde luego.

Aparcamos al lado de una florería del sur de Birmingham. Cada uno garabateo una nota para enviarla con las flores que nos absolverían de la culpabilidad de pasar nuestro único fin de semana libre en la playa y no con nuestra querida madre.

Aguardamos mientras el dependiente ayudaba a un niño, quien estaba eligiendo un arreglo floral, evidentemente para su madre. Impacientes, deseábamos pagar las flores y partir.

El niño se mostraba orgulloso a más no poder cuando se volvió hacia mi sosteniendo su arreglo mientras el dependiente escribía la orden.

"Estoy seguro de que le encantara a mamá-dijo-.
"Son claveles. A ella le fascinaban los claveles. Le agregare alguna flores del jardín, antes de llevarlos al cementerio".

Levante la vista hacia el dependiente, que se veía conmovido. Luego mire a Dan. Observando al niño que salió de la tienda, orgulloso de su arreglo, y trepó al asiento de atrás del auto de su padre.

"¿Ya eligieron lo que desean?", preguntó el dependiente, quien apenas podía hablar.

"Supongo que si", respondió Dan. Botamos las tarjetas a la basura y nos dirigimos en silencio hacia el auto.

"Vendré a buscarte el domingo en la tarde, hacia las cinco", dijo Dan deteniéndose frente a la casa de mis padres.

"Te esperare", respondí, mientras me esforzaba por sacar mi bolsa de la parte trasera del auto.
Florida definitivamente podía esperar.

Fuente: Niki Sepsas. Sopa de Pollo para El Alma de la Madre

Mateo 15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.



Siempre por siempre, pase lo que pase.

viernes, 14 de agosto de 2009

No hay amistad ni amor como el de una madre por su hijo.
Henry Ward Beecher

Nuestra hija Ariana paso de ser un bebe a ser una niñita, y como todas, solía golpearse y rasparse las rodillas cuando jugaba. En estas ocasiones, extendía mis brazos y le decía "Ven a verme". Cuando trepaba en mi regazo, la mimaba y le preguntaba "¿Eres mi niñita?" En medio de sus lagrimas, asentía. "¿Mi linda niñita Ariana?" Asentía esta vez con una sonrisa. Por ultimo, le decía: "¡Y te amo siempre, por siempre, pase lo que pase!" Con una risita y un abrazo partía preparada para su próximo reto.

Ariana ahora tiene cuatro años y medio. Hemos continuado jugando a "Ven a verme" cuando se raspa las rodillas o hieren sus sentimientos, para los "buenos días" y las "buenas noches".

Hace unas pocas semanas tuve "uno de aquellos días". Estaba fatigada, de mal humor y agotada de cuidar una niña de cuatro años y dos muchachos adolescentes y un negocio en casa. Cada llamada telefónica o llamada a la puerta significaba trabajo para un día entero, que debía ser despachado ¡de inmediato! En la tarde ya no pude soportarlo y me marche a mi habitación para llorar a mis anchas.

Ariana pronto se me acerco y me dijo: "Ven a verme". Se acostó a mi lado, coloco sus suaves manitas en mis mejillas húmedas y pregunto, "¿Eres mi mamita?" entre lagrimas, asentí. "¿Mi linda mamita?" Asentí, y sonreí. "¡Y te amo siempre, por siempre, pase lo que pase!" Con una risita y un fuerte abrazo, partí preparada a afrontar mi próximo reto.

Fuente: Jeanette Lisefski. Sopa de Pollo para El Alma de la Madre

Salmos 54:4 He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida.





Moviendo montañas

miércoles, 12 de agosto de 2009

Había dos tribus guerreras en los Andes, una que vivía en el valle y otra en lo mas alto de las montañas. Un día los habitantes de las montañas invadieron las tierras del valle y, como parte del saqueo, raptaron a un bebe de una de las familias del valle.

Los habitantes del valle no sabían como subir a la cima de la montaña. No conocían loa senderos que utilizan los habitantes de ese lugar, ni sabían donde encontrarlos o como perseguirlos en el escarpado terreno.

Aun así enviaron a sus mejores guerreros a escalar la montaña y traer al bebe de regreso.

Los hombres ensayaron un método de escalar y luego otro. Probaron una trocha y luego otra. Sin embargo, después de varios días de e esfuerzos solo habían conseguido avanzar unos pocos metros.

Desesperanzados e impotentes, los hombres del valle decidieron que su causa estaba perdida y se prepararon para regresar a su aldea.

Mientras empacaban su equipos para descender, vieron a la madre del bebe que bajaba de la montaña y llevaba a su bebe a la espalda. ¿Como era posible?.

Uno de los hombres saludo y le dijo: "Como pudiste escalar esta montaña si nosotros, los hombres mas fuertes y capaces de la aldea no lo conseguimos?"

Se encogió de hombros y respondió: "Es que el bebe no era tuyo"