Ser feliz

domingo, 17 de mayo de 2009

Se cuenta una fábula acerca de un joven huérfano que no tenía familia ni nadie que lo amase. Sintiéndose triste y solitario, caminaba un día por un prado cuando vio una pequeña mariposa atrapada en un arbusto espinoso.

Cuanto más pugnaba la mariposa por liberarse, más profundamente se le clavaban la espinas en su frágil cuerpo. El muchacho liberó con cuidado a la mariposa, pero ella, en lugar de irse volando, se transformó ante sus ojos en un ángel.

El muchacho se frotó los ojos sin poder creerlo mientras el ángel decía:

- Por tu maravillosa bondad, haré lo que me pidas.

El muchachito pensó por un momento y luego dijo:

- Quiero ser feliz.
- Muy bien -le respondió el ángel y luego se inclinó hacia él, le susurró al oído y
desapareció.

Al crecer el pequeño, no hubo nadie en el país más feliz que él. Cuando la gente le pedía que les dijese el secreto de su felicidad, solamente sonreía y decía: "Escuché a un ángel cuando era niño".

En su lecho de muerte, sus vecinos se reunieron a su alrededor y le pidieron que divulgase el secreto de su felicidad antes de morir. Finalmente, el anciano les dijo: "El ángel me dijo que cualquiera, sin importar lo seguro que pareciese, fuese joven o viejo, rico o pobre, me necesitaría".

Con frecuencia amamos las cosas y usamos a las personas,
cuando en realidad deberíamos usar las cosas y amar a las personas.

Romanos 12:10
Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal;
con honra, daos preferencia unos a otros.





Un Jarrón de buenas intenciones

sábado, 16 de mayo de 2009

En una tira cómica de Rabanitos, de Charles Schulz, Marcie regala unas flores a su maestra. Para no quedarse atrás, Peppermint Patty dice a la maestra: «Yo pensé en hacer lo mismo, señora, pero nunca lo hice. ¿Le sería útil un jarrón lleno de buenas intenciones?»

Todos hemos tenido intenciones de hacer algo bueno pero no lo hemos hecho. Tal vez querramos hacer una llamada para ver cómo está un amigo, o visitar a un vecino enfermo, o escribir una nota de aliento a un ser querido. Pero no sacamos el tiempo para hacerlo.

Algunas personas saben que Jesucristo es el único camino al cielo y piensan confiar en Él un día. Sin embargo, se la pasan posponiéndolo. Puede que tengan buenas intenciones, pero eso no da salvación.

Tal vez como cristianos digamos que queremos estar más cerca del Señor, pero de alguna manera no sacamos el tiempo para leer la Palabra de Dios ni orar.

Santiago tiene palabras fuertes acerca de este problema de no hacer nada: «A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado» (4:17).




Cuando pensaste que yo no estaba mirando

viernes, 15 de mayo de 2009

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, colgaste mi primer dibujo en el refrigerador, y deseé pintar otro.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, alimentaste a un gato callejero, y yo pensé que era bueno ser amoroso con los animales.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, horneaste un pastel de cumpleaños para mí, y supe que los detalles son cosas especiales.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, pronunciaste una oración, y creí que había un Dios a quien siempre podría hablarle.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, me diste un beso de buenas noches, y me sentí amado.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, vi que corrían lágrimas de tus ojos, y aprendí que algunas veces las cosas duelen; pero que está bien llorar.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, sonreíste, y eso me hizo desear ser bonita así también.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando, me cuidaste, y deseé ser lo máximo que pudiera llegar a ser.

Cuando pensaste que yo no estaba mirando... miré... y quise darte las gracias por todas esas cosas que hiciste cuando pensaste que yo no estaba mirando.

María Rita Schilke

Proverbios 31:10
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

Proverbios 31:28, 29
Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba.
Muchas mujeres hicieron el bien; mas tu sobrepasas a todas.